Huysmans en los últimos años de su vida
Más tarde que temprano leo todo lo que de Michel Houellebecq cae en mis manos. En mi opinión, pese
a escribir novelas, es uno de los escritores más interesantes del momento. No
comparto la crítica que se le hace de ser un montaje comercial. Lo que no quita
para reconocer que se trata de un gran vendedor y de un escritor astuto que
sabe conectar con las necesidades del
público contemporáneo.
Soy consciente de que debería hacer una segunda lectura de esta novela,
pero en este momento me resulta imposible y no quiero dejar escapar esta pieza, aunque sea a medias.
“Sólo la literatura –dice- permite entrar en contacto con el espíritu de un
muerto.” En este libro ese muerto es el escritor francés Joris-Karl
Huysmans (1848-1907). Los trabajos de
Huysmans expresan un rechazo por la vida moderna y un profundo pesimismo. Su obra más conocida
es À rebours (Al revés), 1884. En 1892 se
convirtió al catolicismo.
Como en la mayoría de sus libros el tema
subyacente de este es la desorientación y la desesperanza del hombre
contemporáneo, inmerso en una sociedad en vías de extinción pero que se
consuela y entretiene con el consumo, la tecnología, la industria del ocio, la
pornografía, el alcohol y otras amenidades.
No tanto la mujer, que es un mundo aparte
en Houellevecq, como el hombre. De ahí que la mayoría de sus protagonistas sean
varones. El hecho de que se interese tanto por el sexo masculino, en un momento de tanta corrección feminista, es otra clave de su éxito.
El argumento de la novela ha llamado mucho
la atención y enlaza con otro tema muy houellebequiano: la necesidad de la religión en las sociedades humanas y el vacío
social y espiritual que deja su ausencia o su decadencia. En este caso el vacío
sería cubierto por el Islam, que en árabe quiere decir sumisión.
En las elecciones presidenciales
francesas del 2022 (a la vuelta de la esquina) los partidos republicanos de
derecha e izquierda se ven obligados a votar a un partido islamista moderado,
liderado por un político carismático, para frenar al Frente Nacional, salvar a la República y evitar una
guerra civil que empieza a barruntarse. Se produce entonces una islamización de
Francia cuyas características son esbozadas en Sumisión.
“En
nuestras sociedades, todavía occidentales y socialdemócratas”, se dice en la
primera página. Yo creo que ahí, en la palabra socialdemócrata es donde más se duelen los críticos de
Houellevecq. Porque se discute mucho sobre este término, pero este francés
tiene claro que, manejada por la derecha o por la izquierda, la
socialdemocracia lo impregna todo en nuestras sociedades.
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