sábado, 22 de octubre de 2016

Emily Dickinson, una pasión silenciosa




El título que le han puesto aquí a esta película -Historia de una pasión-es bastante desafortunado. Una pasión silenciosa -A quiet passion, el título original- sería mucho más leal con la obra.

Adelanto que yo no le recomendaría esta película a cualquiera. Es muy lenta. La mayoría de las escenas son de interior. Todo son diálogos. Por momentos parece una obra de teatro. Dura dos horas. O te metes a fondo en ella, o o te duermes, o te sales del cine. Al concluir me sentí un poco anonadado y acongojado.

Sin embargo la película es muy bella. La fotografía, extraordinaria. Iluminada a la luz de velas, candelabros, quinqués. Me recuerda la pintura de George de LaTour. La cámara se recrea morosa en la ambientación de las habitaciones: flores, cuadros, muebles, objetos… Todo ordenado, equilibrado, depurado, como corresponde al interior de una gran casa de Nueva Inglaterra (noreste de los Estados Unidos) en la que vive una familia de clase media-alta imbuida, pese a su liberalismo, en un ambiente de puritanismo protestante.

Por supuesto, interesará a muchos aficionados a la poesía y, en concreto a la obra de Emily Dikinson. Pero esta mujer vivió una vida tan recluida que, en algunos momentos resulta asfixiante.

En la personalidad de esta poetisa la película destaca dos temas: la pasión poética creadora (y clandestina) y la rebelión de Emily ante la sociedad de su época, una época en la que conviven escritores tan influyentes y poco conservadores como Emerson con personajes de un puritanismo religioso que raya en lo inhumano.

Para Emily la familia y el hogar familiar eran el centro de su existencia. El padre –importante abogado, juez y político- fue un personaje contradictorio. Por un lado se preocupó de darle a sus hijos una educación esmerada y no puso trabas al trabajo literario de Emily, pero, por otro, exigía un cumplimiento de las formalidades religiosas del que la poetisa, por cierto, hizo poco caso.

La madre fue una mujer muy reservada, también retirada del mundo y depresiva. El personaje más alegre y entrañable es el de su hermana Lavinia que, a la postre, fue la que se ocupó de salvar su legado literario, pues Emily apenas publicó una docena de poemas en vida.

Un personaje importante en la vida de Emily fue su cuñada Susan. Además de muy amigas eran vecinas. Susan también era escritora y muchos estudiosos no descartan que fuera uno de los pocos amores de su vida y la destinataria de muchos de sus poemas. Sin embargo, esta relación apenas está esbozada en la película, lo que vuelve un poco incomprensible la airada reacción de Emily cuando sorprende a su hermano en flagrante adulterio.

La obra, de una gran perfección formal, es compleja. Está muy cargada de diálogos, nada inocentes, por cierto, sino muy irónicos y críticos. Para captarla en toda su amplitud haría falta verla por segunda vez. Desde luego puede servir como introducción a la poesía de esta mujer, una poesía que, por lo poco que conozco, no es fácil y requiere bastante dedicación.