jueves, 30 de marzo de 2017

Paul Maze, el último impresionista





Nació en 1887 en El Havre, Francia, pero pasó buena parte de su vida en Inglaterra, por lo que se le considera anglofrancés. Su padre era un próspero comerciante y coleccionista de arte.

Paul aprendió el oficio con Pisarro, que era amigo, como muchos otros pintores de la época, de su progenitor. En su dilatada existencia –vivió hasta los 92 años- tuvo tiempo de producir una amplia obra pictórica y de pasar muchas peripecias durante las guerras que le tocó vivir.

Ha cultivado toda la temática imaginable, con predilección por las marinas, las carreras de caballos y las ceremonias festivo-militares, sin olvidar los paisajes, los interiores y los bodegones.

Se considera que la cumbre de su arte la alcanzó con los pasteles. La crítica le ha catalogado como el último impresionista. La mayoría de sus obras, con una fuerte tendencia al abocetamiento y a la elegancia de líneas y colores, son una delicia.