jueves, 13 de abril de 2017

Los saltos de agua de Tobera


Tras mi primera visita de hace unas semanas, tenía pendiente visitar el núcleo urbano de Tobera, pequeña localidad dependiente de la ciudad de Frías. Aprovecho que he dedicado la jornada a pasear por los montes de Barcina, a unos pocos kilómetros, para darme una vuelta. Es un sábado por la tarde, de una bonita jornada primaveral, y el lugar está muy concurrido.



El principal atractivo de Tobera, al margen de su caserío, son sus saltos de agua. Proceden del río Molinar, afluente del Ebro, que viene brincando por los desniveles de un desfiladero y que en Tobera pueden contemplarse tranquilamente. Para ello se ha habilitado, un paseo peatonal que tiene mucho encanto.







Se trata de dos cascadas bastante caudalosas que se precipitan sobre unas pozas antes de seguir su vertiginoso trazado. Los chorros de espuma se deslizan por las rocas antes los ojos de los turistas que aprovechamos para hacer unas fotos. Hay un pequeño y bonito puente de un solo ojo, que salva el Molinar, además de bellas casas de piedra que le dan mucho sabor a este enclave.



Siguiendo el camino se accede hasta la iglesia de San Vicente mártir, que tiene una bonita espadaña y un porche sustentado sobre columnas de madera, en cuyo interior hay una vieja puerta de acceso con un arco que, de puro rústico, tiene un aire visigodo. No he encontrado referencias de este templo. Junto a él, que se levanta en un pequeño altozano, hay un reducido cementerio de planta cuadrada cercado por muros blancos.



Al fondo se divisa la cumbre del Humión, omnipresente en estos bellos parajes. El camino invita a seguir paseando, pero ya he caminado mucho por hoy y mañana, pese al pronóstico de lluvia, quiero acercarme hasta la ciudad romana de Clunia.