martes, 11 de abril de 2017

Luis Gordillo, Confesión general



 Secuencias edípicas, 1975-76

Un aficionado a la pintura no puede dejar pasar una exposición de la envergadura de esta que se celebra en el centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián. Más de doscientas obras realizadas a lo largo de seis décadas por el artista Luis Gordillo (Sevilla, 1934). Un amplio repaso a la trayectoria de este pintor y a las distintas etapas evolutivas de su obra.

Pero las exposiciones antológicas son peligrosas porque dejan muy desnudos a los artistas, aunque también tienen sus ventajas. He visto alguna otra en fechas recientes, que no he comentado aquí, y me han gustado poco. Con esta, en líneas generales, me ha pasado lo mismo.

Voy a señalar en primer lugar lo que me ha gustado. Me han gustado mucho los “letrismos” de finales de los años 50, a base de tinta china, manchas, escritura, rayas, caligrafías. Tienen un “toque chino” que me atrae. También me han gustado los collages fotográficos de mediados los años 70, en especial el denominado Secuencias edípicas, del 75-76, un fotomontaje protagonizado por una pareja muy sexy en bañador. La pareja me resulta muy familiar pero aún no he logrado identificarla.

Sobre el resto no puedo decir gran cosa. El crítico Francisco Calvo Serraller, en este artículo, habla de “organicismo meándrico” y “perturbador cromatismo ácido”. Sea. Considera a Gordillo inspirador de la nueva figuración madrileña de los 70. Dicho queda. Asegura también el crítico de referencia de El País que “toda la trayectoria de Gordillo es un viaje al fondo neurológico del cerebro.” Es muy probable.


Letrismos, finales de los cincuenta

Pero el asunto, una vez más, es la subjetividad. El problema para mí –sin duda culpa de mi ignorancia y de mi maleada sensibilidad- es que no consigo “entrar” en esta pintura. Para disfrutar de una obra pictórica tengo que “entrar” en ella, tengo que sentirla, me tiene que afectar, tiene que rozarme el espíritu, de la forma que sea, preferiblemente por los elementos básicos de la línea, la forma, el color, la pincelada, el tema. ¡Algo! Esto no me ha ocurrido con la obra de Gordillo. No “entro”. Lo intento, pero me quedo fuera, deslizando mi mirada sobre la superficie pictórica, sobre las repeticiones, sobre los colores ácidos, sobre las superposiciones, sobre los títulos… pero, con las excepciones que he citado, no encuentro nada que me alcance, que me emocione.

En fin, qué le vamos a hacer. Otra vez será.


En esta página pueden leerse las informaciones relacionadas con esta exposición, así como datos biográficos del artista.