viernes, 7 de julio de 2017

En la órbita de Clunia: Peñalba de Castro y Coruña del Conde

En los alrededores de Clunia hay algunas edificaciones interesantes, muchas de ellas confeccionadas con la piedra de la antigua colonia romana, utilizada como cantera a lo largo de los siglos.



Iglesia parroquial de Peñalba de Castro

Una de ellas es la iglesia parroquial de Peñalba de Castro. Peñalba de Castro, que hoy pertenece al municipio de Huerta del Rey, ha sufrido abundantes vicisitudes a lo largo de su historia. En el 712 las tropas de Tarik arrasaron Clunia y sometieron, durante un siglo, a los habitantes de Peñalba y alrededores. Alfonso I de Asturias la reconquistó, pero desalojó a sus habitantes y despobló la comarca. A partir del 912 el padre de Fernán González la volvió a poblar, privilegiando a la vecina Coruña del Conde para levantar una fortaleza. Mucho más tarde, en 1674, alcanzó el rango de Villa.



Portada renacentista en la iglesia de Coruña del Conde

A tiro de piedra está Coruña del Conde, donde puede verse la iglesia de San Martín de Tours, obra principalmente renacentista. Muy conocida también su castillo-fortaleza, cuyo origen fue probablemente romano, pasando luego por manos visigodas, musulmanas y cristianas. Perdida su original condición militar pasó a cumplir como residencia, una vez asegurada la línea defensiva del Duero, hacia el XV-XVI.



La ermira románica del Santo Cristo de San Sebastián


Portada de la ermita

Ya en las afueras quedan por visitar dos joyitas. La primera, la ermita del Santo Cristo de San Sebastián, románica del siglo XI, pero de origen visigodo. Es Monumento Nacional desde 1983 pero su estado de conservación parece preocupante. Se levanta en un pequeño alto que domina la cuenca del Arandilla. Destaca por la armonía de su conjunto, y por el ábside cuadrado. A lo largo de los muros pueden verse insertadas numerosas piezas romanas e incluso alguna inscripción árabe.

 Un detalle de la ermita

El puente romano y, al fondo, el castillo de Coruña del Conde

Por último, conviene dedicarle un tiempo al puente romano, muy próximo a la errmita. Salva el río Arandilla y debió ser construido hacia el siglo I, en la época de Octavio Augusto. Complementa a la importante calzada que por aquí discurría. La plataforma, horizontal, está sostenida por tres arcos de medio punto. Sobre los romanos de cartón que hay en uno de los lados mejor no digo nada.

De vuelta a Burgos merece la pena detenerse en Aranda de Duero.











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