Se conocieron en 1967 y rompieron en 1976. Es decir, lo
suyo duró 9 años. Ayer, 41 años más tarde, uno de ellos se ha referido
públicamente al otro, quien, por cierto, falleció hace tres años. El diario El
País trae el asunto en portada, con foto, y le dedica dos páginas en su
interior, sección Cultura.
Todo apunta a que el nobel Vargas ha roto su silencio
sobre el nobel García Márquez. Me quedo más tranquilo. Ha dicho que Cien años
de soledad le deslumbró. Lo ha dicho durante un curso de verano organizado por
la Universidad Complutense, así pues, debe ser cierto.
Ha dicho también que Márquez “era un artista, no un
intelectual.” Importante precisión, porque, como todo el mundo sabe, el único
que comparte ambas etiquetas es el propio Vargas.
Después, en la otra página, viene lo del puñetazo de la
ruptura: Vargas da, Márquez recibe. Un asunto de faldas, me ha parecido
entender. Aún no está claro el tema. Una página entera de El País no ha servido
para desvelarlo. Habrá que esperar para que el asunto se esclarezca. Dice Vargas
que lo harán los historiadores. No sé si podré vivir con semejante incertidumbre.
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