miércoles, 27 de junio de 2018

El desfiladero del río Purón, entre Burgos y Alava, un clásico del senderismo


Para acercarme hasta el pueblecito burgalés de Herrán, donde comienza la ruta del desfiladero del río Purón, utilizo la carretera que desde Miranda de Ebro discurre en paralelo a este río que marca el límite entre el País Vasco y Castilla, o entre Alava y Burgos. Es una carretera muy bella, desde la que puede verse el amplio trazado del Ebro, y que atraviesa parajes verdes y cortos túneles artesanales. El problema es que está muy concurrida de tráfico, con abundancia de camiones y uno no puede despistarse. A mano izquierda, para mayor escarnio, queda la central nuclear de Santa María de Garoña, con su alta chimenea y su caja blindada. Por un momento pienso en detenerme para fotografiarla, pero luego desisto. Una central nuclear en medio de este atractivo paisaje no resulta demasiado agradable.


Uno de los molinos de Herrán, situado al principio del camino.

La mañana de mediados de junio ha salido soleada y luminosa, pero el calor se presiente desde la primera hora. Para cuando llego al aparcamiento de Herrán ya aprieta. Este paseo que me dispongo a realizar, que recorre en ligero ascenso el desfiladero del río Purón, es un clásico del senderismo en la región, tanto por la belleza como por la sencillez del recorrido. El río salva en pocos kilómetros una fuerte pendiente por lo que pueden verse saltos de agua, pozas y remansos que le prestan gran amenidad al trazado.


El cañón de Los Puentes atravesado por un puente romano


Interior de la ermita de san Felices y san Roque, cobijada bajo una visera rocosa, que data de los primeros tiempos de la repoblación.


Saltos de agua del río Purón

En pocos kilómetros nos adentramos en el parque natural de Valderejo, en territorio del País Vasco. Al poco del comienzo, tras pasar el cañón de Los Puentes, que en realidad es un puente romano, aparecen a mano izquierda del camino los restos de la ermita de san Felices y san Roque. Hay que remontar una breve cuesta y aparece la ermita cobijada bajo una gran visera rocosa. Aún se pueden apreciar las dos fases constructivas. Este edificio, que estuvo en uso hasta mediado el siglo XIX, es muy antiguo, tal vez sus primeras piedras fueron colocadas entre los siglos VII y VIII. Se considera probable que la ermita fuera parroquia de una pequeña población rural durante los primeros tiempos de la repoblación (siglo IX). Hoy apenas podemos ver otra cosa que restos de los muros y el hueco de la puerta de acceso.


Pozas y remansos alternan con los saltos y confieren una gran amenidad y encanto al paisaje.


El río Purón a su paso por el pueblo abandonado de Ribera en territorio alavés.

El río Purón, afluente del Ebro, y autor principal de la maravilla natural que recorremos, nace a unos 1200 metros de altura en las proximidades de Lahoz. Salva un desnivel de unos 700 metros en 25 kilómetros de recorrido, lo que le confiere una gran capacidad erosiva. El tramo más encajado y agreste es precisamente el comprendido en este paseo, entre el pueblo alavés deshabitado de Ribera (hacia el que me dirijo) y el burgalés de Herrán (de donde vengo).




La Sierra de Aracena desde Ribera, perforada por el desfiladero del Purón.


Portada y espadaña de la iglesia de san Esteban protomártir. Aún quedan algunas esculturas.

El pueblo abandonado de Ribera contaba a principios del siglo XX con 31 casas y 94 habitantes. Era el segundo pueblo del valle tras Lahoz. Poco a poco fue perdiendo población hasta quedar desierto en los años sesenta. En lo alto de la peña, dominando las dos orillas del río, está aún en pie la iglesia de san Esteban protomártir, de base románica con añadidos posteriores. A finales de los años 80 se descubrieron pinturas murales del Medievo cubiertas por yeso, hoy en un museo alavés.

 Restos de casas y el perfil de la iglesia en Ribera.

Ribera pertenece al parque natural alavés de Valderejo. Toda la zona ha sido acondicionada y señalizada. Dispone de varios caminos en buenas condiciones y de una zona con mesas de madera bajo manzanos. El acceso a la iglesia, por razones de seguridad, no está permitido.


El camino abierto junto a los farallones de piedra caliza.

La vuelta, con el calor de las primeras horas de la tarde, resulta agradable, por discurrir cuesta abajo y por la frondosidad del paisaje. Aún se puede apreciar mejor la belleza del desfiladero.


Virgen del Camino en Herrán.

El trazado medieval de Herrán, con sus molinos, la iglesia que parece en desuso, una torre y varias casas de mucho carácter, bien merecen un paseo.