viernes, 21 de junio de 2019

Ni fútbol. Contaminación. Desgraciados. El Cantar del Cid



Ni fútbol

Me siento a ver la final de la Champions, que es uno de los cuatro o cinco partidos de fútbol que veo al cabo del año y, tras un rato zapeando, descubro que no lo dan en abierto.
No pasa nada, me digo. Cojo la bandeja y me voy a cenar con mis hijos a quienes el fútbol no interesa. Ya no regalan ni el opio.

Contaminación oculta

Hoy El País trae una de esas noticias que cuesta creerla. El mayor oleoducto entre Rusia y Europa del Este está casi paralizado tras haberse descubierto la contaminación, con cloruros orgánicos, de millones de barriles de petróleo ruso. Al parecer esos cloruros pueden dañar gravemente las refinerías y generar un gas venenoso a altas temperaturas.
Los envío se bloquearon el pasado 24 de abril y aún no se han reanudado. El monopolio ruso de petróleo, Transulft, y los investigadores, señalan como responsable a una empresa de la región del Volga, que habría robado combustible y lo habría sustituido por otro adulterado.
Pero la contaminación es de tal magnitud que los expertos dudan de esta explicación y consideran que se puede estar tapando un fraude aún más grande.
Los cloruros orgánicos, informa el periódico, se usan para estimular la extracción de petróleo en los pozos, pero deben limpiarse antes de enviar el producto a los clientes. Se ha producido, añaden, una gran falta de control por parte del monopolio.
Algunos países como Polonia se han visto obligados a utilizar sus reservas y Alemania ha tenido que cerrar una de sus plantas.
Ahora se discuten los millonarios términos de compensación, quién debe pagar y cómo se maneja el petróleo contaminado.
Así funcionan las cosas más allá de nuestras narices.


Nostalgia

Algunas lecturas me provocan nostalgia de lugares a los que no he ido, o a los que he ido poco, y a los que probablemente, nunca volveré. A cambio tengo la playa, el mar, la montaña, mi biblioteca y cuatro calles.


237 km/h

El conocido futbolista que ha sido enterrado este fin de semana de forma multitudinaria y en olor de heroicidad, tras fallecer en un accidente de tráfico, circulaba con su vehículo a 237 km/h lo que en nuestro país y en los de nuestro entorno, es un delito. Un joven de 23 años también ha resultado muerto y otro de 22 se encuentra en estado muy grave.
Muchos niños que, llevados por sus padres, acudirán al homenaje de este hombre, tardarán mucho en saber qué pasó y por qué. Los que han convocado estos homenajes son tan irresponsables como el conductor del vehículo, además de interesados oportunistas. Todo esto, además de triste, es de un bananero que tumba.


Aceptación

Cuando estás en el agujero sólo hay una salida: la aceptación. Si es así, es así. Y confiar en que será bueno para tí. Y si no es así, si todo es puro azar, entonces no hay salida alguna y lo tienes que aceptar de mala gana, pero también lo tienes que aceptar. Lo inteligente pues es aceptarlo todo de entrada.


Desgraciados

Uf, cuánta gente enferma anda suelta por ahí. Pero disfrazada de normalidad. Lo curioso es que lo tienen todo para ser más o menos felices, para mantener una considerable salud física y mental. Tienen un buen pasar, amigos, buenos trabajos, dinero de sobra, prestigio, cultura, viajes… Lo tienen todo y, sin embargo… son unos desgraciados que no pueden vivir sin fastidiar al prójimo. ¿Será falta de amor? ¿Será aburrimiento? Quién sabe.

Convento de Nuestra Señora del Espino, en Vivar (Burgos), donde se custodió durante siglos el códice del Cantar del Mio Cid

El Cantar del Mío Cid

Se expone estos días en la Biblioteca Nacional, y por primera vez en su historia, el único códice existente del Cantar del Mío Cid. Consta de 3700 versos irregulares, repartidos en 74 páginas de pergamino grueso.
La exposición se titula “Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal”.
La azarosa historia de este códice se remonta a 600 años atrás. Su composición se data entre los siglos XII y XIII.
Hay una copia del siglo XVI que fue depositada en el Concejo de Vivar (Burgos) y que durante siglos fue custodiada por las monjas clarisas de esta localidad.
Cuando el códice salió del convento permaneció en paradero desconocido hasta que mediado el XIX salió a la luz como herencia de un conde.
El historiador Menéndez Pidal pudo estudiarlo. Hubo tentadoras ofertas de compra por parte de instituciones extranjeras que no fueron aceptadas. Hasta 1936 permaneció en un bando madrileño. Durante la guerra civil fue enviado a Ginebra y regresó en 1939.
En 1960 los propietarios (familiares de Menéndez Pidal) aceptaron venderlo a la Fundación March por cien millones de pesetas. Dos semanas después la Fundación lo donó a la Biblioteca Nacional.
Exposiciones mediáticas al margen, parece que a nadie con mando en plaza se le ha ocurrido financiar una edición antológica con los principales textos de Menéndez Pidal sobre el Cantar, habida cuenta de que los existentes son pasto de los fondos más escondidos de las bibliotecas.
Una edición sin lujos, comentada escuetamente, asequible. Pero igual sería mucho pedir.

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