30.7.19
EL PAPA Francisco ha dado ayer este bonito titular: “La prostitución confunde hacer el amor con torturar a una mujer indefensa.” El jesuíta Francisco lo mete todo en el mismo saco porque él y sus jerarquías ya no saben qué hacer para defender sus delirios contra el sexo y la libertad sexual. Por eso, abusivamente, identifica la prostitución con la trata de blancas.
ESTE fin de semana han soltado a dos etarras (uno de ellos, secuestrador de Ortega Lara). Han sido recibidos con todos los honores callejeros en sus pueblos respectivos. Es posible que la cosa ya se está saliendo un poco de madre o eso parece, a la vista de que el melifluo Jonan Fernández, en nombre del Gobierno vasco, ha pedido que desaparezcan estos homenajes porque “retrotraen al pasado”. Y precisamente de lo que se trata ahora es de borrar el pasado con el blanqueador más potente que haya en el mercado.
Por su parte, Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, ha puesto su granito de arena, escandalizado de que se homenajee al secuestrador de Ortega Lara. Habla de “ausencia de moral y crueldad”. “El daño ético que causó ETA sigue teniendo consecuencias”, ha declarado el mismo. Pero estas “consecuencias”, a lo que se ve, no impiden compartir el poder y llegar a acuerdos con la formación política que está detrás de la organización de estos homenajes. Porque en política vale todo, ¿no es cierto don Aitor?
31.7 x
Por su parte, Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, ha puesto su granito de arena, escandalizado de que se homenajee al secuestrador de Ortega Lara. Habla de “ausencia de moral y crueldad”. “El daño ético que causó ETA sigue teniendo consecuencias”, ha declarado el mismo. Pero estas “consecuencias”, a lo que se ve, no impiden compartir el poder y llegar a acuerdos con la formación política que está detrás de la organización de estos homenajes. Porque en política vale todo, ¿no es cierto don Aitor?
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ESTE MAÑANA, al salir con el perro, he pasado algo de frío, pese a que llevaba puesta una cazadora fina. Se conoce que era demasiado fina para las temperaturas matinales en Gamonal. Aquí no te puedes descuidar ni en pleno verano.
Ayer tarde, a la vuelta del paseo, soplaba un cierzo estremecedor. Menos mal que llevaba un buen paso y tenía un jersey a mano. En cualquier caso, me gusta este clima: es vitalizante.
Ahora, mientras garrapateo estas notas en el cuaderno, al mediodía, sentado en un banco del Paseo de la Isla, he tenido que cambiarme de banco y ponerme al sol.
Por la mañana, como de costumbre, he ido caminando hasta el centro siguiendo el curso del Arlanzón. No me canso de este paseo, escuchando el murmullo del río bajo la sombra de los grandes chopos. He hecho muchas paradas, porque hoy he reestrenado mi Canon (gracias a que tengo el móvil escacharrado), después de varios años metida en un cajón, y he sacado un buen puñado de fotos.
En el centro he llevado el móvil a que le cambien la cámara, así que no sé si van a durar mucho mis buenos propósitos con la reflex.
Durante el paseo vespertino, que suelo realizar por la orilla del río Vena, en el lado opuesto del Arlanzón, he llegado casi hasta San Lesmes, en el centro. Cuando ya venía de vuelta, he visto a una joven preciosa, vestida con mucho gusto, con una chaqueta y una falda, la melena recogida en una trenza, pero con la cara enfurruñada. Se ha acercado hasta un banco, donde le esperaba un chico de su edad que estaba enfrascado en su móvil. El chico ni siquiera ha levantado la vista cuando ella se le ha plantado enfrente, con los brazos cruzados.
Ay, Dios mío, he pensado, qué inconsciente es ese joven. No sabe que está jugando con fuego en lo que a ella se refiere. Y he seguido mi camino. He terminado el paseo muy cansado. Estimulado por la música en los auriculares, a la que me he aficionado cuando vengo aquí, he llevado un ritmo demasiado rápido y ahora mi pierna mala se ha resentido un poco. Esperemos que no tenga consecuencias a partir de mañana.
2.8 v
¿QUE PUEDES esperar de un país cuyo presidente de Gobierno ha pirateado su tesis doctoral y ni se le pasa por la cabeza dimitir?
¿Qué puede esperar de un país donde piratear libros (pocos) y películas y discos (muchos) está bien visto?
LA CALMA es su principal virtud. Disfruta de una extrema movilidad y de una extrema inmovilidad. Nadie tan ágil y elástica como ella. Nadie tan impasible. Tanto que aprender de la gata.
3.8
LEO EN El País que 400.000 calvos peregrinan cada año a Turquía en busca de injertos de pelo baratos. Si a esta cifra sumamos los miles de calvos que se someterán a injertos en sus propios países, se llega a dos conclusiones: la primera, que el ser humano es inasequible al desaliento; la segunda, que el pelo capilar está sobrevalorado. No así en otras partes del cuerpo, curiosamente, a la vista de otro negocio pujante: la depilación. Tampoco es descartable que en este tipo de asuntos intervenga la eterna insatisfacción humana.
53 MILLONES de canciones se han esfumado de My Space y nadie ha protestado, leo en una nota de la revista Icon. La humanidad le presta poca atención a sus recuerdos. La cultura digital, de vez en cuando, hace borrón y cuenta nueva. A nadie le importa un pimiento, porque a la cultura digital (si se le puede llamar así) sólo le importa el ahora, lo nuevo. La cultura digital es la culminación de la sociedad de consumo: usar y tirar, usar y tirar. Todo se va por la borda a la menor oportunidad.
Ayer tarde, a la vuelta del paseo, soplaba un cierzo estremecedor. Menos mal que llevaba un buen paso y tenía un jersey a mano. En cualquier caso, me gusta este clima: es vitalizante.
Ahora, mientras garrapateo estas notas en el cuaderno, al mediodía, sentado en un banco del Paseo de la Isla, he tenido que cambiarme de banco y ponerme al sol.
Por la mañana, como de costumbre, he ido caminando hasta el centro siguiendo el curso del Arlanzón. No me canso de este paseo, escuchando el murmullo del río bajo la sombra de los grandes chopos. He hecho muchas paradas, porque hoy he reestrenado mi Canon (gracias a que tengo el móvil escacharrado), después de varios años metida en un cajón, y he sacado un buen puñado de fotos.
En el centro he llevado el móvil a que le cambien la cámara, así que no sé si van a durar mucho mis buenos propósitos con la reflex.
Durante el paseo vespertino, que suelo realizar por la orilla del río Vena, en el lado opuesto del Arlanzón, he llegado casi hasta San Lesmes, en el centro. Cuando ya venía de vuelta, he visto a una joven preciosa, vestida con mucho gusto, con una chaqueta y una falda, la melena recogida en una trenza, pero con la cara enfurruñada. Se ha acercado hasta un banco, donde le esperaba un chico de su edad que estaba enfrascado en su móvil. El chico ni siquiera ha levantado la vista cuando ella se le ha plantado enfrente, con los brazos cruzados.
Ay, Dios mío, he pensado, qué inconsciente es ese joven. No sabe que está jugando con fuego en lo que a ella se refiere. Y he seguido mi camino. He terminado el paseo muy cansado. Estimulado por la música en los auriculares, a la que me he aficionado cuando vengo aquí, he llevado un ritmo demasiado rápido y ahora mi pierna mala se ha resentido un poco. Esperemos que no tenga consecuencias a partir de mañana.
2.8 v
¿QUE PUEDES esperar de un país cuyo presidente de Gobierno ha pirateado su tesis doctoral y ni se le pasa por la cabeza dimitir?
¿Qué puede esperar de un país donde piratear libros (pocos) y películas y discos (muchos) está bien visto?
LA CALMA es su principal virtud. Disfruta de una extrema movilidad y de una extrema inmovilidad. Nadie tan ágil y elástica como ella. Nadie tan impasible. Tanto que aprender de la gata.
3.8
LEO EN El País que 400.000 calvos peregrinan cada año a Turquía en busca de injertos de pelo baratos. Si a esta cifra sumamos los miles de calvos que se someterán a injertos en sus propios países, se llega a dos conclusiones: la primera, que el ser humano es inasequible al desaliento; la segunda, que el pelo capilar está sobrevalorado. No así en otras partes del cuerpo, curiosamente, a la vista de otro negocio pujante: la depilación. Tampoco es descartable que en este tipo de asuntos intervenga la eterna insatisfacción humana.
53 MILLONES de canciones se han esfumado de My Space y nadie ha protestado, leo en una nota de la revista Icon. La humanidad le presta poca atención a sus recuerdos. La cultura digital, de vez en cuando, hace borrón y cuenta nueva. A nadie le importa un pimiento, porque a la cultura digital (si se le puede llamar así) sólo le importa el ahora, lo nuevo. La cultura digital es la culminación de la sociedad de consumo: usar y tirar, usar y tirar. Todo se va por la borda a la menor oportunidad.
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