sábado, 2 de noviembre de 2019

Cioran enamorado, días azules, naúfragos, Menchu Gal


14.8


Ahí está el viejo filósofo Emil Cioran, casi octogenario, enamorado de una joven profesora alemana. La profesora, cuando lo descubre, se compincha con la compañera del anciano, para seguirle la corriente sin ofenderle.
   Crees que controlas y, en realidad, no controlas nada.


Un amor de Cioran
Las mujeres de Cioran
Los amores secretos de Cioran


Demasiados periódicos estos días. Los medios funcionan como filtros que distorsionan la realidad y moldean a su antojo nuestros pensamientos. Nos influyen y condicionan, nos llevan por donde quieren.
    Leo los periódicos por rutina y eso les quita todo el aliciente porque uno se acostumbra a su carga tóxica y aburren.




He cambiado el gimnasio por la playa. Hacía una mañana soleada, con temperatura agradable. He bajado andando, luego he dado un corto paseo por la orilla.
    Bajamar, el agua limpia y tranquila, sin surferos. Me he dado un baño excelso. Ha sido muy agradable.
    Por la tarde, sin embargo, he tenido un bajón tremendo. Ya por la mañana tenía una gran desgana de escribir. Por entretenerme, tumbado en el sofá, he releído fragmentos del Diario de Virginia Woolf, casi la única obra que me interesa de esta escritora.
    Toda esa gente era bastante petulante. Qué lejos quedan ya, pese a la reiterada presencia de la Woolf en el mercado editorial. Son cien años, una eternidad.
    A última hora me ha llegado un email de un amigo, que vive lejos y al que apenas he visto una vez en las últimas décadas, elogiando generosamente mi libro Agua que corre. Ha conseguido animarme. Los mendigos de la literatura nos alimentamos con migajas.




17.8

Dia azul. Bajo a la playa. El programa habitual: paseo por la orilla y baño de diez minutos. Mucha gente, pero, gracias a la bajamar, también mucha playa.

    La semana que viene cambiará la marea, así que volveré al gimnasio a sudar un poco. El sudor es terapéutico, depura el cuerpo y el espíritu.
 

Me siento un poco frustrado porque en Burgos había empezado a ver en Neflix una serie policíaca excelente, Line of  y ahora, de vuelta en Hendaya, no me deja verla.

    Ni siquiera puedes ver la misma serie de un país a otro, a cien metros de distancia.
    Esto de la globalización es otro camelo.

18.8

En Hendaya esperando a Trump, y el resto de la tropa, casi sin poder movernos, rodeados de policías y restricciones: calles cortadas, el puente internacional medio colapsado, la estación del topo cerrada, etc. De momento aún no han cerrado la playa… Pero se ha nublado.

20.8

Dice un articulista que los náufragos no son los del Mediterráneo sino nosotros. La típica exageración de catecúmeno progre. En todo caso náufragos seríamos todos: ellos y nosotros.
    ¿Y, por cierto, qué fue de aquel barco, con más de 300 “náufragos” que hasta hace unos días acompañaba al Open Arms? ¿Se lo ha tragado el mar? ¿Se lo han tragado los medios?



No sé de dónde han salido, aunque sospecho que son los pedantescos hijos y nietos literarios de Rafael Sánchez Ferlosio, el anfetamínico que, como buen hijo de falangista, se ponía de los nervios con la bandera nacional.
    Deben andar en la cuarentena. Los veo por las redes sociales. Son una cuadrilla de estirados que miran a todo el mundo por encima del hombro y que escriben libros pedantes y aburridos. Tienen alguna influencia en el ámbito editorial y parecen estar siempre leyéndose y apoyándose unos a otros en plan capillita.





He visitado la exposición de Menchu Gal en la bilioteca KM. Me daba pereza porque en los últimos años ha sido una pintora muy exhibida por aquí. La muestra es antológica pero breve, lo que siempre es de agradecer. Hay una etapa intermedia de esta mujer, mucho más sobria que la siguiente, que me gusta bastante.
    Muchas veces me crucé con Menchu Gal cuando paseaba solitaria por Irún. Pese a que bastantes años atrás le hice unas fotos en su casa para un reportaje, ella no me reconocía. Siempre me pareció una mujer muy independiente. Su obra también deja entrever este rasgo de su carácter.
    Su pintura fauvista, espesa de materia, con tendencia a la ondulación, puede llegar a saturar un poco por exceso de color, pero también resulta muy atractiva y original. Al menos en pequeñas dosis.

---