lunes, 18 de noviembre de 2019

Otoño en el hayedo del río Urbión

Sábado de final de octubre, sol y temperatura agradable, ideal para un sencillo paseo otoñal por el hayedo del río Urbión. Hay que llegar hasta la pequeña localidad de Santa Cruz del Valle Urbión, a 45 kilómetros de Burgos, en la Sierra de la Demanda. Es una carretera tranquila, que discurre por suaves laderas montañosas, particularmente bellas y matizadas en esta época.

A la entrada, a mano izquierda, está la parroquia. Hay que atravesar el pueblo y seguir por un camino forestal durante tres kilómetros. Al llegar al área recreativa la encuentro concurrida de coches. Este es el punto de partida de varias rutas senderistas, una de ellas asciende hasta el pico de San Millán (2131 m.), el más alto de la provincia burgalesa.



La ruta que seguiré es sencilla y bien señalizada. Consiste en seguir el trazado del río Urbión a través de un bosque de hayas donde también hay otras especies como chopos, fresnos, sauces, serbales, acebos... En un suave ascenso, una pista de tierra, que luego se va estrechando, nos conduce, durante unos cuatro kilómetros, hasta un paraje junto al río donde se encuentra “el haya más famosa de Burgos”. Esta haya fue fotografiada hace años por Enrique del Ribero y popularizada por servir de motivo de una campaña publicitaria.


El paseo, encajado en el fondo del valle, es una delicia. Ha llovido en abundancia durante los días anteriores, el río baja con fuerza y el agua está presente por todas partes, lo que confirma, una vez más, la gran riqueza paisajística que alberga Castilla. El suelo está alfombrado de hojas, las ramas de las hayas se ciernen elegantes sobre el camino y la vegetación fluctúa en una amplia gama entre rojos, naranjas, amarillos y verdes. Por el camino hay varios puentes de madera que salvan el río y algunos arroyos. Desde cualquier recodo se puede observar el alegre y sonoro discurrir de las aguas.



Para ver de cerca el haya, que es un haya muy parecida a las muchas que existen en este bosque, hay que descender unos metros hasta el cauce. Una vez hecha la foto inicio el camino de vuelta. Al llegar a la Choza de la Guarra, que es un cobijo de pastores, me detengo para comer. Justo a la entrada hay una pequeña zona donde llegan los rayos del sol. Cuando ya estoy terminando se presentan dos montañeros y charlamos un rato. Ellos han ido por la zona de las cascadas. Nos ponemos a hablar de rutas interesantes por la provincia (hay unas cuantas, algunas ya contadas en este blog) y termino libreta en mano tomando nota de las mismas para futuras excursiones. Ellos siguen su camino y yo vuelvo a sentarme en una piedra y a tomar el sol. Un rato después prosigo la ruta. A pocos metros del final, doy un mal paso y me tuerzo un pie. Al principio apenas me duele pero, al final del día, verifico que no voy a poder hacer más paseos en los próximos días.




En la carretera me detengo para ver la ermita o iglesia de La Asunción, muy próxima a Alarcia. Está construida con la piedra rojiza característica de la comarca y presenta buen aspecto gracias a su restauración. Tiene trazas románicas y, en la parte posterior, hay un pequeño cementerio entre muros. Lamentablemente, no puedo fotografiarla: me he quedado sin batería.

En el mesón de Alarcia, me detengo a tomar un café. En la barra charlo con un pastor jubilado, vecino de Valmala. Me cuenta que ya queda poca ganadería por la zona y que él ahora se dedica a tallar bastones. Lo hace en madera de olmo, pese a que los olmos, debido a su enfermedad, apenas les da tiempo a crecer un poco antes de secarse. Ese poco debe ser suficiente para obtener la madera para los bastones. Me enseña el suyo, con una bonita cabeza de ciervo en la empuñadura. Antes hemos echado unas risas a cuenta del gran titular del periódico local: “Franco sale del Valle de los Caídos”. Pero hombre, comenta el pastor con guasa, cómo va a “salir” Franco del Valle de los Caídos.


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