El vicepresidente del Gobierno (no hace falta decir su nombre) se ha saltado por segunda vez su cuarentena. En esta ocasión para comparecer en el plasma y anunciar/rentabilizar las medidas económicas y sociales que ya anunció su jefe, el presidente del Gobierno. Este, a su vez, también se ha saltado su cuarentena en varias ocasiones (una en el plasma y otra en el Congreso por lo menos). Haz lo que digo, pero no hagas lo que hago.
Entretando, mucha gente jugándose la vida, además de los sanitarios: cajeras y trabajadores de supermercados, empleados de funerarias... , por poner algunos ejemplos. Tampoco estaría de más recordar a todas las madres (y algunos padres) que tienen que lidiar 24/24 y 7/7 con sus proles encerradas en estrechos apartamentos.
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Particularmente espeluznante es la prohibición de despedir a los fallecidos, sea cual fuere la causa de su muerte. Esto hay que pensarlo durante un momento para percibir la magnitud de la tragedia. Ignoro por completo si hay o no hay otra solución. Pero esta medida, desde el punto de vista humano, afectivo, es terrorífica.
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Ayer estuve podando un seto y esta mañana me encuentro con que la decheterie (la escombrera a donde tengo que llevar los restos), ha sido cerrada. De paso me entero de que han suprimido la recogida selectiva de reciclados y que el horario de recogida de basuras pasa a servicios mínimos. Me pongo a buscar en internet qué días van a pasar y no hay nada, no encuentro nada.Todavía no lo han anunciado.
Estoy un rato dándole vueltas a la idea de qué peligro corro yo, o corren los empleados municipales, si me acerco yo solito con mi coche cargado de bolsas y las vacío en el lugar reservado para ello, que está bastante alejado. No se me ocurre ninguno. Será que tengo poca imaginación.
Me pregunto si durante los meses que nos van a tener sin estos servicios indispensables vamos a tener alguna reducción de impuestos y tasas. Se admiten apuestas.
Pero hay una buena noticia: ¡han suprimido el cobro por aparcamiento! --Claro, no van a estar pagando a un vigilante para controlar unos aparcamientoss que no utiliza nadie.
Decididamente, nos toman por tontos. Y puede que lo seamos.
La primavera no espera al calendario
