Apenas he salido a dar una vuelta a la manzana con el perro. No me fío de la supuesta liberalidad para salir individualmente para tomar el aire o hacer ejercicio físico. Cuando un decreto es muy ambiguo --dice “poco tiempo” y “cerca del domicilio”-- la interpretación corre a cargo de la policía. Lo que menos me apetece es discutir con un gendarme en una lengua que no es la mía. Así que, vuelta a la manzana, salvoconducto en el bolsillo y a escuchar a los mirlos a través de la ventana.
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Ayer leí en el digital Vozpopuli que hay una previsión médica de más de 55.000 muertos en España por la epidemia. ¿Me pregunto cómo se pueden publicar tan alegremente este tipo de noticias alarmistas?
Nota de diciembre de 2021: ¡¡¡Y se quedaron cortos!!!
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Termino de ver el último capítulo de la serie finlandesa Karppi/Deadwind. Las series de crímenes e investigación son casi las únicas que me interesan. Tal vez añadiría alguna saga política o de guerra. Este nordic noir es oscuro, congelado en cuanto al paisaje y con la suficiente ambigüedad y belleza en el personaje protagonista para hacerla interesante. Está bien hecha, como suele ser habitual entre los nórdicos, pero tiene un doblaje latino infame, como todos los doblajes latinos que conozco. Pihla Viitala, con sus greñas rubias y su abrigo oscuro, es el gran atractivo de la serie.
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Todo el país encerrado en sus casas y el Gobierno suelta a los golpistas catalanes encarcelados. Desvergüenza total.
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El Papa se deja entrevistar por Jordi Evole, uno de los periodistas más sectarios, manipuladores y tendenciosos que hay en España. Lo hace, además, para la Sexta, televisión a la que se pueden aplicar los mismos epítetos que al periodista. Ese es el nivel que ha alcanzado El Vaticano.
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