“Pedro Sánchez tiene el genio de revestir de solemnidad los actos intrascendentes… Con los ojos llorosos y el rictus inmutable, el presidente navegó en su discurso por varias frases ensayadas:
“Se dice que somos el tiempo que respiramos” o esta otra “Lo que nos mantiene en casa no es el miedo sino el coraje.” Antológicas. Ambas. Me chifla la primera. Qué solemnidad.
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Muy interesante artículo, como cabía esperar, del filósofo Byung Chul Han: La emergencia viral y el mundo de mañana. Una reflexión sobre el éxito de China y otros países asiáticos en la lucha contra la pandemia, gracias a la vigilancia digital y a la ausencia de protección de datos. Cuesta hasta creerlo. Dejo aquí algunos fragmentos.
Pero ni en Taiwán ni en Corea se ha decretado la prohibición de salir de casa ni se han cerrado las tiendas y los restaurantes. Entre tanto ha comenzado un éxodo de asiáticos que salen de Europa.
Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco.
Toda la infraestructura para la vigilancia digital ha resultado ser ahora sumamente eficaz para contener la epidemia.
En China no hay ningún momento de la vida cotidiana que no esté sometido a observación. Se controla cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales.
¿Es eso lo que queremos para nuestras sociedades?
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Hace tiempo que apenas escucho la radio, salvo en horas nocturnas de desvelo. Durante estos días de confinamiento mi tendencia es escucharla cada vez menos. De las 30 emisoras que tengo presintonizadas en mi mp4, un tercio son emisoras vascas que se dedican, en su mayor parte, a difundir música vasca, política vasca, sociedad vasca; todas ellas sutilmente barnizadas por finas y menos finas capas de nacionalismo. Poco interés para mí.
Luego hay tres o cuatro emisoras de carácter religioso en la línea de Radio María. Son muy potentes --qué raro-- y la tendencia que atisbo cuando me detengo un rato en ellas diría que si no es integrista se le aproxima bastante.
Y luego están las cadenas de ámbito nacional cuyos contenidos estos días se distribuyen entre la publicidad y el coronavirus en todas sus variantes posibles, lo que tampoco resulta demasiado animado.
De esta forma queda Radio Clásica, donde en ocasiones se puede coincidir con algo interesante. Por su parte, Radio 3, donde estos días parece que ha habido una desbandada generalizada, y donde pecan de hablar demasiado, de entrevistar a gente que no tiene ningún interés y de creerse un poco iluminados.
Visto lo cual, al margen de alguna radio musical que enciendo al volante y,que debo interrumpir cada rato para no tragarme un carro de comerciales, la radio ha perdido mucho interés para mí.
Casas hendayesas con el monte Jaizquíbel al fondo
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