domingo, 26 de julio de 2020

Una de gambas



Los pobres bancos, los denostados bancos. Qué perrerías no les hacen a los bancos. Con lo útiles y beneficiosos que son. Los tuvieron en bondage durante meses. Y luego descubrieron que eran pequeñas islas de salvación. Las terrazas, sucedáneo pretencioso de los bancos, se convirtieron en oasis, pero tenían las aguas envenenadas, y nadie quiso darse cuenta, y menos que nadie la Autoridad. Todo lo hicieron al revés. Quiero creer, porque soy buena persona, que por incompetencia, pero tengo mis dudas. Mejor nos hubiera ido dejando tranquilos a los bancos y ocupándonos de depurar/controlar las terrazas. Pero, claro, en los bancos se sientan los pobres y nosotros ya estamos en otro nivel, en el nivel terraza con cervecita y gambas a la plancha.