No apetecía demasiado bañarse ayer por la tarde. Además de la niebla, que nos acompaña estos días, caía un sirimiri tenaz. Es engorroso hacer fotos bajo la lluvia, pero la luz tan pobre era un aliciente.
Los iris amarillos se asoman a la bahía, envuelta en neblina. También los agapantos .
Un foco de luz en el extremo del cabo y algas rojizas en la arena.
El nuevo chiringuito, al final de la playa, construído con placas de acero cortén. El anterior, mucho más rústico, era de madera. Bueno, a lo mejor no es un chiringuito sino un bunker.
Las pequeñas gaviotas reidoras corretean alborozadas por la playa.
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