domingo, 24 de octubre de 2021

No insistir en absoluto ante la vida

 

Pierre-Auguste Renoir, El lector


Vivir una vida desapasionada y culta, al relente de las ideas, leyendo, soñando, y pensando en escribir, una vida suficientemente lenta como para estar siempre al borde del tedio, lo bastante meditada como para no encontrarse nunca con él. Vivir esa vida lejos de las emociones y de los pensamientos, sólo en el pensamiento de las emociones y en la emoción de los pensamientos. Quedarse estancado al sol, doradamente, como un lago oscuro rodeado de flores. Tener, en la sombra, aquella hidalguía de la individualidad que consiste en no insistir en absoluto ante la vida. Ser en el agitarse de los mundos como una polvareda de flores, a la que el viento desconocido levanta en el aire de la tarde y el torpor del anochecer deposita al azar en cualquier sitio, imposible de distinguir entre cosas mayores. Ser esto con un conocimiento seguro, ni alegre ni triste, reconocido como el sol por su brillo y como las estrellas por su lejanía. No ser más, no tener más, no querer más… La música del hambriento, la canción del ciego, la reliquia del viandante desconocido, los pasos en el desierto del camello vacío sin destino…

Fernando Pessoa, El libro del desasosiego, Ed. Acantilado, traducción de Perfecto E. Cuadrado.