El troglodita de ciudad ha venido hasta aquí para ver cómo vivían sus antepasados, los trogloditas de campo o montaña. Menudo frío. A las 2 de la tarde a las cuevas ya no les da el sol. En el siglo IV o V sería parecido. O peor. No puede evitar recordar su estudio con calefacción. Además, él no es un ermitaño. Ni siquiera tiene fe. Tener fe siempre es una ventaja, por lo menos ahora. No tiene tan claro que lo fuera en la alta Edad Media. A juzgar por sus actos, el homo sapiens de entonces no debía ser el mismo que ahora. Se escuchan las voces de algunos pájaros, buitres probablemente, residentes en lo alto de estos escarpes. El camino para llegar es bonito, algo enlodado, con el arroyo serpenteando y los estambres de los avellanos cimbreándose con el aire gélido. El pueblo que se divisa en el valle disfruta aún del sol invernal. Parece Nueva York.
(Gobas de Laño, Condado de Treviño, Burgos)