Trece caprichos

Vicente Verdú, escritor y pintor

En el metro concurrido, un amable joven me ofrece su asiento. Estoy tan cansado que lo acepto. Siempre hay una primera vez. Menos mal que viajo poco en metro.

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El círculo literario de la modernidad. El editor envía libros al crítico. El crítico los reseña. El crítico, a su vez, escribe sus libros. El editor publica esos libros… Y vuelta a empezar.

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Dormido bien. Sale una mañana azul y soleada. En Hendaya debe estar jarreando. Las pequeñas satisfacciones burgalesas.

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Durante milenios se ha considerado a la prostitución como un vicio y, en el peor de los casos, como un pecado (mortal, por supuesto). Hoy, gracias a la implantación de la democracia, se la tiene por un delito. Durante milenios se la toleraba. Ahora se la castiga.

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En la exposición de pintura abstracta, una señora delgada, con un lazo rojo en la cintura, está a punto de ponerse a levitar.

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En el recinto de las cabras exóticas, dos ejemplares entrechocan sus cornamentas. No sé si se pelean o se cortejan.

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Nuestro interés en el aspecto de los otros demuestra nuestra fe en las apariencias.

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–¿Jesús se tenía por Dios? La Iglesia así lo asegura

–¡Cuánta osadía! Casi impropia de alguien como él.

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Alguien debería ocuparse de la proliferación de estafadores. El problema es cuando ese alguien también es un estafador.

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Cada día es un nuevo día, pero el escenario y los actores son los mismos o muy parecidos.

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–Si no fuera por la cara, ¿qué seríamos?, dice Vicente Verdú en su libro de apuntes/aforismos "Tazas de caldo".

–Con las caras que se ven por doquier, ¿qué somos?, digo yo.

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Añade Vicente Verdú que "el narcisismo es igual a mil moscas". Extraño apunte. De ser cierto, y a la vista de la expansión del narcisismo en el planeta , me parece que el futuro de la humanidad está seriamente comprometido por una descomunal plaga de moscas.

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Sentado al sol/ un perro me saluda/ mañana de otoño.