domingo, 24 de diciembre de 2006
Instrucciones para ver el mar
Para personas atareadas e, incluso, muy atareadas:
1. Elíjase, preferiblemente, una jornada de cielo despejado, pero tampoco muy despejado. El mar está más bello con cielos espesos.
2. De buena mañana, antes de ir al ominoso trabajo (o no tan ominoso, según se mire y según estado de ánimo, o sea, estado de cuerpo en realidad), resérvense cinco minutos para preparar un picoteo o tentempié. Sugerencias: sandwuich al gusto, bocadillo variado, fruta del tiempo, yogures (se deberá adjuntar cucharilla, salvo que sean bebibles), barritas energéticas, frutos secos... Envolver en papel albal o bolsita de plástico al efecto.
3. Al finalizar la sesión laboral matutina -y en caso de no disponer de vehículo propio o chófer- dirigirse a la parada de autobús más próxima. Nunca dejarlo para el final de la jornada pues se hará de noche y no se podrá ver nada.
4. Tomar el autobús con destino a la playa (si la hubiere. En caso contrario desechar estas instrucciones).
5. Procurar acceder al lugar más apartado de tierra o, en su defecto, arreglarse como buenamente se pueda, tal vez un banco frente a la bahía.
6. Proceder al picoteo. Proceder a observar el mar. Proceder de forma consecutiva o bien proceder de forma alternativa.
7. No obsesionarse con mirar al mar pues, en realidad, los amantes de mirar el mar suelen ser amantes camuflados de mirar el cielo.
8. Acordarse un poco de ese amigo al que vemos tan poco y saber que ese amigo siente un gran afecto por nosotros.
9. Dar un breve paseo y/o tomar un café.
10. Coger de vuelta el autobús y reincorporarse al ominoso trabajo.
11. Dar gracias, brevemente, al Creador (si lo hubiere) por el mar. Y por el cielo.