jueves, 5 de junio de 2008

"Fiat umbra", de Isabel Escudero



Detesto la poesía ininteligible casi tanto como me gusta la sencilla, clara y directa. Sentada esta premisa, estoy disfrutando mucho con Fiat umbra, de Isabel Escudero (Ed. Pre-Textos, 2008).

Dentro de una línea estilística que reúne los tres requisitos anteriores, y que los críticos, al parecer, consideran popular, encontramos en esta labor un poco de todo.

Así tenemos -en mi opinión de lo mejor- la temática relacionada con la naturaleza, su exaltación y su devoción…

Luna nueva,
hebrita de oro
entre la niebla.

Airecillo:
¡abanican la tarde
los pay-pays del yinko!

Hermosura:
el sol sacando diamantes
de la basura.


La lírica amorosa que no puede faltar en un poeta que se precie…

¡Si tú me llamaras
alguna vez
como el mar me llama!


La compasiva, que todavía puede faltar menos…

Azogue del túnel:
en el cristal veo,
donde antes la primavera,
un rostro enfermo.


Una poética bien precisa…

Sobra, sobra:
lo que no hace falta,
estorba.

Afila el verso:
si no te hiere su flecha,
a la papelera.

¿Tus recuerdos?
No te lo creas:
memoria es sueño.


O un esbozo filosófico…

Si muero
hacerme un ramo,
de flores sin nombre
de perdidos prados.

Atardecer:
también hoy
se ha hecho ayer.

La luna, desvelada:
por aquí abajo
roncan las almas.


Libros como éste, exentos de pedantería, carentes de pretensiones intelectuales, delicados y profundos, resultan reconfortantes para el gusto y el espíritu.