A medio camino, una riada de coches en sentido contrario. La agradable sensación de ir contracorriente. -Llegamos al apartamento y ya está el tonto de guardia dando martillazos. Siesta con tapones.
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Paseo hasta la biblioteca, con una parada en el centro comercial Camino de la Plata para comprar un par de cosas. Husmeo aquí y allá. Vengo poco a estos lugares. Debería socializarme más. Abundante público a media tarde. Muchos viejos, con gorras y bastones, bien abrigados, sentados en las butacas, apretados, disfrutando de la calefacción.
Oportunistas
Entro en la moderna librería Hijos de Santiago Rodriguez. Es un poco bazar, como la mayoría . Ediciones de bolsillo, los más vendidos, los bestsellers y poco más. En la sección de oportunistas, siempre bien surtida en el país, dos destacados y, al menos el primero, un clásico: Fernando Sánchez Dragó, Abascal, España vertebrada. El grueso parece un diálogo entre ambos, con sus correspondientes introducciones y epílogos en los que el protagonista, como no podía ser menos, es el escritor el que domina el escenario. De Dragó siempre me ha llamado la atención su envidiable energía (ya ha pasado de los 80 y sigue en el candelabro), su desfachatez a prueba de bombas y su oportunismo literario nada desdeñable. Como declaró en cierta ocasión necesita mucho dinero porque tiene muchos gastos (hijos, esposas, etc.) Por él no, desde luego, él es un monje zen.
La segunda oportunista, una aficionada al lado del inefable: la periodista Gemma Nierga, que publica una entrevista en la cárcel con un presunto golpista catalán, Jordi Cuixat, titulada Tres días en la cárcel. Un diálogo sin muros. Notable la lírica del título.
En cualquier caso yo siempre prefiero los que van de listos que a los que van de tontos. Engañan menos.
Deseados
Compro pocos libros y, por lo general, en bolsillo. El dinero no me sobra. Me aprovecho, sin rubor, de las bibliotecas. Pero en las librerías, se me van los ojos. Véase.
Robert D. Kaplan, El retorno del mundo de Marco Polo. Este hombre, especialista en guerras y en análisis geopolíticos (siempre con su país estadounidense en el epicentro) tiene libros extraordinrios (en mi blog he reseñado algunos). Por lo que hojeo sigue en esta línea. Ya lo pillaré o lo pediré en la biblioteca.
Que Baltasar Gracián apenas pase de moda y que sea un francés el que se percate. Marc Fumaroli, La extraordinaria difusión del arte de la prudencia en Europa. Subtítulo: Baltasar Gracián entre los siglos XVII y XX. Siempre me ha encantado el contraste entre la contrastada rebeldía de Gracián, su notable desobediencia y sus llamamientos a la prudencia.
Las pijas
La literatura pija tiene en Milena Busquets a una de sus más destacadas practicantes. Veo que le publican sus artículos de prensa, de los que, a veces, cuando estoy de humor, leo alguno. Hombres elegantes se titula la recopilación. No puedo resistir la tentación de leer el que le presta su título al volumen. Es divertido. La literatura pija no está exenta de gracia, lo que ya es mucho, ciertamente, pero hace aguas en cuanto profundizas. “Un hombre elegante no habla de nacionalismo”, dice. Pero no dice: “Un hombre elegante no puede ser nacionalista.”
Por seguir con la etiqueta. Debut, cuadernos y canciones es el título de un libro de la cantante Christina Rosenvinge, “la gran dama del rock”, como dice en la faja… Pasta dura, incluso muy dura. Textos en castellano e inglés, o viceversa. Como no podía ser menos en esta mujer cosmopolita y glamurosa.
Azorín
El otro día una amiga de Facebook proponía que la lectura de Azorín fuera obligatoria en los colegios. Me apresuré a disuadirla. Todo lo que ponen obligatorio lo estropean. Leamos a Azorín en secreto.
Dos citas de D´Ors, de quien leo el Glosario estos días, sobre el gran sensitivo:
“El escritor dilecto y doliente”.
“Lo que necesita una afirmación profunda es una ironía ligera.”
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