Mi entrada en Urueña se retrasa porque al pasar por delante se me ha pasado el acceso al pueblo y he seguido un par de kilómetros, hasta el pequeño valle donde se asienta la iglesia románico-lombarda de La Anunciada.
La sinuosa carreterita que me trae desde Medina de Rioseco discurre por los bellos altos de los Montes de Torazos.
Es esta tierra de mozárabes, que son los cristianos que, conservando su fe, residieron en territorio de al-Andalus. Aquí, en el siglo X, hubo un monasterio mozárabe.
Luego, en el XII, la infanta Sancha Raimunda, ordenó levantar esta iglesia en estilo románico-lombardo, que importado de Italia, se extendió por el Pirineo y que en Castilla es una bella rareza.
El lugar es un pequeño vergel y el edificio, de hechuras generosas y armoniosas, es algo más que una ermita. Dispone de tres naves en planta basilical y una cabecera con tres ábsides.
Hay una segunda, y una tercera fases constructivas, en el XVII y el XVIII. Durante ellas se levantaron, entre otras, la espadaña y la sacristía. Una vuelta alrededor del edificio permite apreciar la riqueza del conjunto.
Accedo al recinto amurallado de Urueña por una de sus dos puertas, la del Azogue, flanqueada por dos grandes cubos. Tiene forma de codo para facilitar su defensa. La calle Real comunica con la puerta de la Villa, al sur. Y en medio, un entramado de calles muy bien restauradas que albergan a dos centenares de habitantes, cinco museos y una docena de librerías.
Hace un calor notable y, a las cuatro de la tarde, llego medio deshidratado. Me tomo un refresco en una terraza y busco refugio en alguna librería. Localizo la más antigua de ellas, Alcoraván, que podría calificarse como una librería de autor. Encuentro cosas interesantes, adquiero un par de volúmenes y charlo un rato con el propietario, que lleva más de veinte años instalado en la localidad y que la conoció cuando no estaba tan restaurada ni tan cuidada como ahora. Me cuenta que viene bastante gente por aquí, en especial los fines de semana, atraída tanto por el conjunto histórico-artístico como por los libros y museos.
Al cabo de una hora sigue el calor, así que busco refugio en otra librería. Se trata de Páramo, dedicada a los libros antiguos, de ocasión y descatalogados. El husmeo requiere algún esfuerzo pues el material es muy abundante. Como premio me llevo unas conferencias de mi admirado Imre Kertész. Ni siquiera tengo ya energía para visitar la segunda planta.
Aunque ya es tarde y aún tengo que volver a Burgos, se impone tomar un poco el aire, que ya se va aliviando del calor, pero aún no lo suficiente como para dar un paseo por el adarve de la muralla, desde donde hay unas vistas espectaculares sobre la Tierra de Campos y sobre los montes Torazos.
El castillo sería otra buena opción. Es muy antiguo, de la primera mitad del XI. Fernando I el Magno lo mandó levantar sobre una antigua fortificación romana. A lo largo de la historia ha albergado a gente importante, unas veces como residencia y otras como prisión.
Las murallas se levantaron un siglo más tarde, por orden de la infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII el Emperador. El 80% de ellas se mantienen de pie.
Tantos elementos defensivos responden a una ubicación fronteriza en tiempos de muchas disputas. Urueña está en el límite entre los reinos de Castilla y León, que unas veces estaban unidos y otras no. Las disputas entre reyes se dilucidaban por los sangrientos métodos tradicionales.
Aún visito una tercera librería, Primera página, donde veo libros interesantes sobre periodismo, viajes e historia contemporánea. Pero no puedo dedicarle demasiado tiempo.
Me he dejado muchas cosas por ver. Cuando hay libros por medio es difícil resistirse. En la cuidada página web del Ayuntamiento aparece el inventario completo.
Para una próxima visita quedan San Cebrián de Mazote, con su iglesia mozárabe; el castillo de Torrelobatón; Wamba; Tiedra y el monasterio cisterciense de la Espina, entre otros; además de este paisaje ondulado tan sugerente.
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Como blog de viajes y descubrimientos geográficos, el suyo es un blog excelente y no puedo sino animarle a seguir esta línea.
ResponderEliminarLástima que de vez en cuando lo malogre enviscándose en posturas políticas muy sectarias o en honduras espirituales e incluso metafísicas en las que no tiene formación, ni pericia, ni intuición ni "expertise", si me permite el término inglés. Insisto, en cuanto a viajes y fotografía, entre los mejores.
Es una lastima lo mío, desde su punto de vista, porque tengo escaso propósito de enmienda. Compréndalo, ya tengo una edad y alguna experiencia. Seguro que usted sabe cómo leer(me) selectivamente.
ResponderEliminarSectario sí, de la libertad individual (no hay otra).
La metafísica no me interesa.
Con la vida espiritual me voy apañando.
Por cierto, "enviscarse" ¿es errata o pedantería?
Es lo q vengo haciendo, leerle selectivamente, pero a veces me cuela la monserga porque parece que va de viajes y luego intercala mercancía política averiada.
ResponderEliminarPor supuesto, no hay más libertad que la individual, pero el individuo a veces tiene miras o propósitos colectivos o sociales. Es muy común.
¿Enviscarse? Qué extraño, es una palabra bastante común del castellano, claro está que no de ese "español for dummnies" que se prodiga. Significa enredarse o entramparse o quedarse pegado. De Viscum = muérdago, usado por desaprensivos como liga para enviscar pájaros.
Oiga, ¿qué es mercancía política averiada? ¿La que a usted no le gusta? Es seguro que a mi tampoco me gusta la suya, pero me aguanto o, mejor, la ignoro, con una sonrisa escéptica en los labios.
ResponderEliminarNo, no es eso, siento haber utilizado la expresión "mercancía averiada". No es la que no me gusta, sino la mal fundada, o infundada.
ResponderEliminarTodos hemos hecho multiplicaciones, pero eso no nos justifica para teorizar sobre Matemáticas.
Todos hemos visto y usado tubos, pero eso no nos justifica para disertar sobre Hidráulica.
Todos hemos visto y usado dispositivos electrónicos, móviles, PCs, radios, pero eso no nos justifica para platicar sobre Electrónica.
Ahora bien, basta con que cualquier paisano haya visto una traición política, una felonía, una mentira o un atentado para que se crea un experto en el tema y empiece a pontificar (que es lo que se hace cuando se escribe en un libro o en un medio público). Es MUY grave. Incluso los historiadores profesionales discrepan sobre estos temas. ¿Qué no hará el particular anti-objetivo, que mira desde su prejuicio y su rinconcito? La verdad es que pone los pelos de punta pensarlo.
Hablaba de eso.
Le agradezco su interés pero no veo que usted y yo podamos entendernos.
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