lunes, 16 de marzo de 2020

Viajo con Pla


En Francia no hace falta que el Gobierno lo ordene. Se confinan ellos solos. No sé si es miedo, histeria, o ambas cosas. Hoy apenas me he cruzado con cuatro o cinco personas durante el paseo del mediodía. Tambien había pocos coches. Me parece bien, pero a mí que no me coarten mi libertad. Además, yo debo caminar cada día por prescripción facultativa.

No he podido hacer fotos, porque le he prestado mi móvil a G. El suyo ha sucumbido esta noche.

El cielo estaba muy bajo, los montes ocultos por la neblina vaporosa. Llovizna todo el rato. En la bahía una bandada de gaviotas. Luego he estado un rato observando a cuatro o cinco vuelvepiedras, que se alimentaban picoteando en una rampa junto al mar. Cada vez que venía una olita, retrocedían un palmo, para luego volver a picotear por donde ha pasado el agua.

Los vuelvepiedras son unas pequeñas aves muy simpáticas y zascandileras, que van de aquí para allá --siempre junto al agua.

La playa estaba vacía. Apenas dos o tres surferos. Y un bañista aguerrido.

Hacia casa me he cruzado con una joven que paseaba a su mastín. Me encantan los mastines. Tienen una mirada que parece humana.

---

Un par de páginas de Josep Pla, en su delicioso libro Cartas de lejos. Sobre los tres tipos de jardines: el de Tívoli, secreto y monacal; el de Versalles, “un jardín sin humor, en el que sería ridículo ironizar o analizar”; y el parque inglés. “un campo arreglado para pasear cómodamente.”

La literatura de observación, de la que Pla es un firme partidario, no consiste sólo en observar atentamente las cosas, sino también en sacar luego las conclusiones pertinentes.

En estos días de confinamiento. viajar por el mundo civilizado de la mano de Pla es una idea extraordinaria.


---

No hay comentarios:

Publicar un comentario