Amanece
Retraso una hora mi salida de la tarde, buscando las sombras más alargadas. Dos escarabajos copulan --amor por los suelos--, pero llego al final de la fiesta; un gallo sin gallinas canta a media tarde, a su lado unos niños juegan con un balón; suena con el viento una campanilla. El bosquecillo de robles ha sido invadido por un memo y una mema y sus respectivos perros agresivos. La tarde se ha cubierto y no hay sombras. Vuelvo a la ruta.
DOMINGO DE RAMOS. Por la mañana me conecto unos minutos a la misa que el Papa oficia en San Pedro con motivo del Domingo de Ramos. Francisco, revestido de rojo. El bello icono de la patrona de Roma, el crucifijo de san Marcelo, milagrero, según dicen. Pequeños arbustos en grandes maceteros y la grandilocuencia barroca de la Basílica.
En el Vaticano tienen un problema con este barroquismo. Quizá funcione bien en algunas partes del planeta, las menos ricas, pero en el resto del mundo cada vez funciona peor. El gusto de los ricos no está para tanto barroquismo.
Es un difícil equilibrio no cabe duda, pero a mí no me importa demasiado. Yo prefiero las pequeñas ermitas cuanto más viejas mejor.
LOS NUEVOS HÉROES. Hace unos años sufrí una intervención quirúrgica y estuve diez días ingresado en un hospital de Burdeos. Pocas horas antes de ser dado de alta escribí este poema.
Tú te vas, más o menos jodido pero te vas. Pero ellos se quedan. Están sanos, o lo parecen, cierto, pero aquí están cada día y cada noche y cada fin de semana y cada festivo, local o nacional. Aguantan, soportan a gentes que tú no sufrirías ni cinco minutos. Alegres o tristes, bien o mal pagados, bien o mal follados. Hacen sus turnos, pase lo que pase. Son los héroes que trabajan en los hospitales, son los héroes modernos.
CENSURA
Cuatro ministros
en una rueda de prensa
con preguntas censuradas.
Aprende, Maduro,
de la madre patria.
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario