Elogio de la tarde

Otra tarde deliciosa, un poco más fresca que ayer. Bajo otra vez hasta la playa. En el camping han talado varios árboles (talar árboles también es deporte nacional aquí) y un tipo joven, con una motosierra, se dedicaba a sacar leña de ellos. Hace un ruido espantoso. Un poco más allá, el mirlo sigue con su canto sincopado y guasón.

He permanecido un rato contemplando el mar, también hoy vacío y grande, como si hubiera crecido un par de tallas. A mi derecha, un joven negro, en una silla de ruedas, toma el sol. No hay una nube en el cielo. Las olas rompen cadenciosas. De vez en cuando alguna se desborda sobre la arena seca y traza un dibujo abstracto. Debe estar subiendo la marea. Apenas veo alguna gaviota lejana. Hasta las aves parecen confinadas.

Como una hora no da para mucho, he dado la vuelta. Una gallina blanca merodea en lo alto del talud. En la parte baja, un bonito gallo y varias gallinas picotean.. La tarde va cayendo, las sombras se hacen más grandes. Es una sensación agradable. Pensaba ir a visitar la glicinia en flor, que hay en una calle cercana, pero no me ha dado tiempo y lo dejo para mañana, si es posible.

He estado pensando que cuando nos dejen salir (lagarto, lagarto) a lo mejor bajo a bañarme a la playa por la tarde en lugar de por la mañana. Creo que debo interesarme más por las tardes. Me estoy volviendo demasiado mañanero.



DESMENTIDOS. La portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, ha declarado que a partir del próximo día 26 empezarán a levantarse gradualmente las condiciones del confinamiento. Quedarían 20 días.

Pero unas horas más tarde, dos ministros desmienten a la portavoz del Gobierno. El confinamiento no se levantará en la fecha citada. Se levantará cuando se levante.


TELEBASURA. Al parecer en España la telebasura es una actividad esencial, y cuenta con el beneplácito del Gobierno para continuar su actividad como si nada.  Así lo indica el hecho de que este tipo de programas, tan abundantes, continúan con la efervescencia habitual. Los veo hacinados en un plató, en directo, dirigidos por el mismo baboso de siempre, gritándose los unos a los otros, escupiendo sus salivas con el entusiasmo y ardor que les caracteriza. Dando buen ejemplo, como de costumbre.