sábado, 11 de abril de 2020

Por el desfiladero del Rudrón

 Hoyos del Tozo, rodeada de formaciones calizas

Se cumple un mes desde mi último paseo por la provincia burgalesa. Transcurrió por una de las rutas más bellas y, a la vez, un clásico del senderismo: el desfiladero del río Rudrón. Está situado al noreste de Burgos, dentro del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y el Rudrón, que a su vez está enmarcado en los páramos de la Lora, una comarca de gran interés paisajístico debido a las peculiaridades de su geomorfología.


Un cómodo camino nos acerca hasta el comienzo del desfiladero

La ruta se inicia en la localidad de Hoyos del Tozo y discurre en paralelo al río. Llega  hasta Moradillo del Castillo, unos siete kilómetros. Yo no llegué a hacerla completa. En principio la vuelta se realiza por el mismo camino, pero hay otras opciones, una de ellas, que parece muy atractiva, es por lo alto del desfiladero atravesando el páramo.

A la entrada de Hoyos del Tozo se encuentra su iglesia parroquial, que es románica y que tiene la portada por debajo del nivel del suelo. Parace como excavada en la roca, al menos parcialmente, y sin duda sería muy interesante verla por dentro. Luego hay que atravesar el pueblo, que está muy cuidado, dejando siempre el río a mano derecha. Al acabar las edificaciones se sigue por un amplio camino carretil, muy agradable de caminar en esta mañana soleada de marzo.


El remando del río Rudrón antes de estrecharse y dar paso a una senda y al bosque de ribera.
Desde la distancia, el pueblo aparece encajado entre formaciones rocosas. Ya pueden verse las paredes de piedra rojiza que nos acompañarán durante todo el recorrido y que conforman el desfiladero. En ellas viven numerosas aves, buitres en especial. La zona, muy verde y tranquila, está considerada como ideal para los aficionados a la ornitología.

Poco a poco el camino se va estrechando y, a partir de una tranquila represa se convierte en una senda que, en algunos tramos, puede tener alguna dificultad por lo irregular del terreno. Encontramos un tramo hundido y, por evitarlo, damos un rodeo que resulta ser aún peor, pues confundimos los restos de una antigua conducción de agua con un camino y la pendiente resulta muy pronunciada.


Ruinas en el camino

De nuevo en la senda, el murmullo y el frescor del río nos acompaña durante toda la mañana. Discurrimos por un bosque de ribera que deja a un lado algunas ruinas como un refugio de pescadores y una antigua central eléctrica. Por momentos el río serpentea o forma pequeños saltos que le prestan una gran vivacidad. Por lo demás, la mañana es tan agradable y primaveral que allá por donde vamos resulta una delicia.

Llegados a un punto donde hay que escalar un poco, con la ayuda de unas cuerdas, decidimos volver sobre nuestros pasos. Nos detenemos a comer algo junto a la represa inicial, en una zona acondicionada con una mesa y bancos. El lugar no puede ser más agradable y tranquilo.



Este interesante parque natural tiene lugares más conocidos, como el valle del Sedano o la bella localidad de Orbaneja del Castillo y sus cascadas, junto a otros menos conocidos pero también de gran belleza. Un ejemplo es la carretera que conecta Hoyos del Tozo con Sargentes de Lora. Atraviesa un páramo de gran belleza y mucho interés paisajístico que me prometo intentar visitar en mi próxima escapada.

La comarca de la Lora está formada por grandes páramos atravesados por valles profundos formados por la erosión de los ríos, del Ebro y del Rudrón principalmente. A través de una carretera de trazado sinuoso se desciende hasta San Felices del Rudrón y se conecta con la N623 que conduce de vuelta a Burgos.

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