martes, 26 de julio de 2022

Una visita a Numancia


Una vivienda celtíbera y, abajo, detalle de su interior

Camino de Burgos nos detenemos en la soriana Garray para visitar el yacimiento arqueológico de Numancia. A media mañana hace mucho calor y la visita será rápida.

El yacimiento está situado en un alto, el Cerro de la Muela, que está delimitado por las estribaciones del Sistema Ibérico y por el río Duero, entre otros.

Los escasos visitantes esperan el inicio de la visita guiada. Nosotros decidimos verlo por nuestra cuenta. Hemos pasado junto a un fragmento de muralla y alcanzamos el centro de visitantes.

El sol cae a plomo y apenas circula algún airecillo. La primera sensación que se tiene es de angustia al imaginar lo que tuvo que ser el cerco de Numancia, cuando 2500 celtíberos resistieron durante 13 meses el asedio de los 60.000 soldados romanos capitaneados por el general Publio Cornelio Escipión. Los romanos establecieron hasta nueve campamentos rodeando el cerro y se limitaron a dejar morir de hambre a los pobladores.

Ocurrió en el año 133 a.C. Pero el conflicto con Roma se venía arrastrando desde veinte años atrás.

En este yacimiento se localizan al menos dos poblados celtíberos y uno posterior romano. El primer celtíbero corresponde al del asedio; el segundo, posterior, fue una concesión de los romanos a otro pueblo celtíbero, los pelendones. Este segundo  fue destruido también durante las Guerras Sertorianas, que fueron guerras civiles romanas pero que se desarrollaron en Hispania.

Finalmente, en época de Augusto, se levantó una ciudad de traza romana aunque habitada también por repobladores celtíberos.

Hoy podemos ver, tras ser reconstruidos, un poco de todos ellos. En especial una casa celtíbera y otras romanas, además de fragmentos de murallas.

Zona de viviendas romanas
Reconstrucción de la muralla y vivienda

Los propios romanos, impresionados por la resistencia y bravura de los celtíberos, se encargaron de divulgar su gesta.

El Cerro de La Muela, sin embargo, acogió población desde muchos siglos atrás. Se cree que la primera ocupación data del principio de la Edad del Bronce (1800-1700 a.C.). Posteriormente, en la Edad del Hierro, y hasta el siglo IV a.C. albergó asentamientos castreños.

En ambos casos se trataría principalmente de población dedicada a la ganadería, en un medio muy boscoso y rico en pastos, siendo la agricultura más bien escasa.

Lo que podemos ver hoy son casas de dos y tres piezas, con algunos corrales, construidas con piedra, madera y adobe. El suelo era de tierra apisonada lo que proporcionaba alguna calidez a los interiores.

El trazado de las calles se hacía con la finalidad de proteger a las viviendas del viento del norte, que debía ser aún más gélido que en la actualidad, aunque nadie lo diría hoy en vista del calor que se ha desatado el presente verano.

El Museo Numantino, que alberga los restos localizados en este lugar se encuentra en la ciudad de Soria, aunque en Garray existe también un aula dedicada al tema.

Columnas de edificación romana
Patio de vivienda celtíbera
El acceso principal, un muro y dos torres
Monolito de homenaje a los numantinos

Detalle de ventana