Golondrina
que vienes de la nube tormentosa,
golondrina
fiel, dime, ¿a dónde vas?
¿Qué
brisa te lleva, viajera errante?
Escucha,
quisiera irme contigo.
Lejos
de aquí, muy lejos de aquí, hacia inmensas orillas,
hacia
grandes rocas desnudas, hacia playas y desiertos,
hacia
lo desconocido silencioso, o hacia otros tiempos,
hacia
los astros errantes que se deslizan en el cielo.
¡Ah!
Déjame llorar, llorar, cuando con tus alas
acaricias
la hierba verde y cuando a los profundos sonidos
de
los bosques y de los vientos tu respondes
con
tu voz ronca, dulce ave de los mares.
¡Golondrina,
golondrina de los ojos negros, te amo!
No
sé qué eco de costas lejanas me llega a través tuyo.
Para
vivir, ley suprema,
me
hace falta, como a ti, el aire y la libertad.