jueves, 1 de junio de 2017

Una visita a la colonia romana de Clunia

Mediados de marzo. Mucho frío y amenaza de lluvia. Desde Burgos enfilo la carretera de Soria, que está desierta a primera hora de la mañana. Luego giro a la derecha y atravieso un gran bosque por otra carretera aún más desierta, hasta llegar a Peñalba de Castro. En el término de esta pequeña localidad de apenas 40 habitantes, se encuentra, sobre un amplio cerro, el yacimiento arqueológico de Clunia Sulpicia, importante y antigua colonia romana.

La Clunia romana, cuyos restos excavados podemos contemplar en la actualidad, tuvo un marcado carácter monumental, y está fechada entre el cambio de era y el siglo VII después de Cristo.

 El gran teatro, con capacidad para diez mil espectadores

Durante la guerra civil Sartorio resistió durante veinte años el asedio de Pompeyo, quien finalmente destruyó la ciudad en el 72 a.C. El emperador Tiberio la fundó de nuevo. Posteriormente, el futuro emperador Galba, se refugió en ella huyendo de la persecución de Nerón.

El esplendor de Clunia, al igual que otras ciudades romanas de la península ibérica, se extendió por los siglos I y II. En el siglo III empezó la despoblación y se han constatado las primeras incursiones bárbaras. Para cuando llegaron los visigodos ya había perdido su importancia.

El cerro es muy amplio, unas 130 ha. Está abierto a todos los vientos y desde él se dominan grandes superficies cultivables. Levantar una ciudad en un lugar tan expuesto al viento y al frío sólo puede explicarse en épocas en las que las necesidades defensivas tenían prioridad.

Vista de una de las dos termas

Pero hay una Clunia anterior, La Clunia arévaca, una tribu celtibérica, cuya ubicación exacta se desconoce.

Las excavaciones empezaron hace un siglo y aún distan mucho de haber concluido. Desde la Edad Media Clunia ha servido de cantera para todo tipo de edificaciones. Cuando empezaron las excavaciones continuaron los saqueos, hasta que en la década de los 30 Blas Taracena no sólo dio continuidad a las excavaciones sino que consiguió dotarlas de protección.

Clunia contaba con todos los elementos de una gran ciudad romana: gran teatro, baños, zonas de recreo, viviendas, calles, un foro para servicios administrativos y comerciales y un templo en honor de Júpiter. El lugar ha sido acondicionado para, recorriendo un itinerario, contemplar cada uno de estos elementos. Unos documentados paneles nos informan sobre cada uno de ellos.

 La zona residencial

El teatro era de gran capacidad –unos 10.000 espectadores- con el graderío apoyado tanto en la ladera como excavado en la roca. La fachada escénica estaba compuesta por dos pisos de columnas corintias, entre las que se situaban esculturas. Un tornavoz de madera servía para que el sonido llegara a lo más alto. Durante el siglo II se transformó como lugar de espectáculo de fieras y luchas.

Las termas, repartidas en dos edificios, están consideradas como las más importantes de la Hispania Romana. En la sociedad romana las termas ocupaban mucho tiempo en la vida social. La asistencia a los baños públicos era muy frecuente en todas las capas sociales.

 El foro

La denominada casa Taracena –que en realidad es una manzana de viviendas- cuenta con un conjunto de mosaicos de gran interés, pero inaccesibles en esta época del año, pues permanecen tapados para protegerlos del clima adverso. Sólo pueden verse en los tres meses veraniegos.

El foro es una gran plaza central delimitada y aislada del tráfico urbano. La plaza está presidida por un templo y disponía también de una basílica y una zona de tabernas. En la basílica se alojaban los tribunales y otras dependencias administrativas y comerciales. Las tabernas, por su parte, eran locales comerciales de diverso tipo.


El templo de Júpiter, situado en un lugar elevado, disponía de una zona porticada para la celebración de procesiones


La visita al yacimiento se completa con un interesante centro de interpretación, dividido en varias salas, donde se recogen variados restos arqueológicos como cerámica, monedas, aras, capiteles, cornisas o útiles de ajuar.

Ermita erigida en el cerro




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