lunes, 21 de septiembre de 2020

No leeré Patria

Fernando Aramburu, en el centro, acompañado por Consuelo Ordóñez, Raul Guerra Garrido, Fernando Savater y Maite Pagazaurtundua, gente con coraje a la que admiro.


No he leído Patria, de Fernando Aramburu, ni tengo previsto hacerlo. Tampoco veré la serie. A mí con la realidad vasca me basta y me sobra. No necesito ninguna novela que me explique las cosas de mi tierra, al menos aquellas de las que he sido contemporáneo.

Desconfío por principio de los éxitos editoriales y también de una novela que ha gustado a unos y a otros, aunque más a unos que a otros.

Me alegra que a mucha gente este libro le haya abierto los ojos sobre lo que ha pasado en el País Vasco en las últimas décadas. Lo que está pasando es otro cantar, pero perfectamente derivado de lo anterior, como no podía ser de otra forma.

Por otra parte, me entristece que haya sido necesario para ello una novela de éxito, debidamente promocionada por el establishment literario y mediático, que viene a ser lo mismo que político.

Ello quiere decir que todos los demás mecanismos de transmisión de la realidad han fracasado estrepitosamente o que, en realidad, a la gente que ahora se muestra tan devota y solidaria, le importa un bledo lo que ha pasado y pasa en el País Vasco, al margen del postureo habitual sobre la novela o la serie de moda.

Este libro llegó tarde, cuando la organización terrorista a la que alude cesó en su actividad. Bonito consuelo el saber que, cuando vuelva a pasar algo tan grave (tal vez dentro de unos meses), el personal tomará conciencia del asunto dentro de una década, cuando le vendan una novela, una serie o una inyección de bits en el cerebro.

La sostenida promoción de Patria, legítima sin duda, sirve para condenar el pasado pero, simultáneamente, para hacer creer que el pasado ya no existe y que no tiene consecuencia alguna sobre el presente, lo que es radicalmente falso.

Por lo demás, felicito a Aramburu por su éxito y también por su coraje para denunciar cosas que muchos otros han callado arteramente.

---