viernes, 4 de agosto de 2023

Un clásico del verano

Ha llovido en Hendaya durante toda la noche y buena parte de la mañana. Al mediodía he salido a estirar las piernas, protegido por un chubasquero y un paraguas; la cámara de fotos en el bolsillo. No sé dónde se han metido los millones de turistas que nos visitan durante el verano. Ni siquiera veo demasiado movimiento de coches. Cuando llueve a los turistas se dedican a pasear en sus vehículos.

Durante todo el trayecto no he abierto el paraguas. Como dijo Robert Walser, los paraguas alejan el mal tiempo. Hay muchos charcos y pocos paseantes, una combinación perfecta. En la explanada, junto a la bahía, sólo he visto a una aguerrida pareja que jugaba con sus dos retoños. Poco a poco se han abierto algunos claros en el cielo y hasta el sol se ha dejado ver tímidamente.

Como de costumbre, he bordeado el mar con la esperanza de ver embarcaciones en movimiento, pero el tráfico marítimo en la desembocadura del Bidasoa era inexistente. Tan sólo algunos surferos se movían entre las olas. La poderosa bajamar dejaba al descubierto bancales de arena que habitualmente permanecen ocultos. A falta de veleros me he conformado con observar las evoluciones de los surferos. Luego me he dado media vuelta rumbo a cada.

Al llegar Greta me ha contado que el hipermercado estaba abarrotado, desvelando así dónde se habían metido los millones de turistas habituales: un clásico de los días son playa.


Flores sobre la bahía de Chingudy
Más flores
Charcos con paisaje moderno
Jóvenes disfrutando de un paseo marítimo
Las higueras nacen donde se les antoja
Hay gente que nunca se desanima
Qué hermosa floración
Los chacos también son para el verano
A los surferos la playa se les ha quedado pequeña