Sánchez ha ganado las elecciones catalanas por amplio margen. Puigdemont queda segundo. La Ezkerra se hunde y el PP, que venía de la nada, levanta un poco la cabeza. Vox se mantiene en su debilidad habitual.
Se podría formar un tripartito entre PSE, ERC y Yolandistas, pero Puigdemont exige ser el president, imitando de esta forma a Sánchez, que quedó segundo a buena distancia del PP y se las apañó para ser presidente. Ahora Puigdemont quiere su propio apaño.
Cabría que Sánchez sacrifique a su peón Illa y cabría también que haya nuevas elecciones catalanas. Se sugiere un tripartito de izquierdas pero entonces Puigdemont, marginado, pondría a Sánchez en apuros, lo que obligaría a este a convocar elecciones españolas.
Parece claro que, con estos resultados en Cataluña y el el P. Vasco el PP de Feijoo tiene pocas posibilidades de gobernar en España. Y menos si no se coaliga con Vox. Pero coaligarse con Vox exige algo que Feijoo no tiene y el PP tampoco: coraje para enfrentarse a la hegemonía (in)moral de la izquierda.
Dicho de otra forma. O Sánchez sacrifica a su peón Illa y deja que Puigdemont gobierne. O vamos a elecciones, tanto en Cataluña como en España.
