miércoles, 16 de noviembre de 2016

Mr. Turner, pintor, todo un carácter


Qué tipo este Josep Mallord William Turner, pintor inglés que vivió entre 1775 y 1851. Qué carácter. Qué pasión la suya. La pintura ante todo. La creación, prioridad absoluta. Así que el hombre, además de extravagante, era un solitario.

Se llevaba mal con la humanidad, en especial con su madre, con su esposa y con sus hijas. Estas últimas, imagino, más por haber caído bajo la influencia de su madre que por otras razones.

El personal, los colegas, se le mofaban en la cara. A él le daba igual. No en vano se adelantó un siglo a los impresionistas. Visionario le dicen ahora a este tipo de personajes.

Sin embargo, todo el amor del mundo para su padre, un barbero. Y para la viuda, propietaria de una pensión al borde del mar, que supo llevarlo con amor y humor, dejándole mucha cuerda suelta.

Y qué horrible hombre que trata a esa pobre criada como una muñeca hinchable en la que descargar su sexualidad de tarado.

El resto del amor para sus dos pasiones: la pintura y la naturaleza, el mar en concreto. El artista que busca en la naturaleza lo que no encuentra en la sociedad. La naturaleza y el arte como refugio ante el aburrimiento de la vida y de la gente.

“El sol es Dios”, dice para despedirse de la vida. Su pintura lo confirma.

Bonita película esta. ¿Un poco demasiado perfecta en la ambientación quizá?

Dos horas y media que se me pasan volando. Pero, claro, no a todo el mundo le interesa la pintura.