Si no recuerdo mal al
principio eran las “regiones”, luego vinieron las “autonomías”, en competencia
con las “nacionalidades”. Después las nacionalidades se fueron esfumando
misteriosamente. Y se pasó a las “naciones” a secas. La cosa siguió con los
matices de nación: que si cultural, que si lingüística, que si política, que si
sentimental. Ahora la semántica celtibérica se ha decantado por el “derecho a
decidir”, antes llamado “autodeterminación”. Y todo este potaje palabrero ha
estado guisado por los nacionalistas periféricos o filológicos. Finalmente Sánchez,
la estrella fugaz del socialismo, ha puesto la guinda con su “Estado
plurinacional”. La llamada izquierda, siempre un pelín acomplejada frente a los
nacionalistas –como casi toda la llamada derecha, para qué engañarse--, ha
comprado y degustado estos platos con un importante entusiasmo y oportunismo.
Ahora es nuestro alimento cotidiano. ¡Buen provecho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.