Ningún becqueriano puede pasar por
Noviercas, al este de la provincia de Soria, comarca del Moncayo, y no
detenerse. En esta localidad, que cuenta con un centenar de habitantes, pasó
temporadas el poeta Gustavo Adolfo, en una casa que aún se conserva y que era
propiedad de su esposa, Casta Esteban. Tuvieron tres hijos de los que dos
nacieron aquí. Casta tenía 19 años en el momento de la boda y Gustavo 25. Se
separaron un par de años antes de la muerte del poeta, debido a la
tuberculosis, a los 34 años. Tres meses antes había fallecido Valeriano, su
inseparable hermano pintor.
La iglesia parroquial desde la plaza Mayor
Desde la distancia destaca la gran
torre árabe, de 23,5 metros de altura, construida en el siglo X, y bien
conservada en la actualidad. Servía para comunicar con otras torres esparcidas
por la comarca y como refugio de la población en caso de asedio. Hay un pozo de
agua en su interior. Casi toda la edificación es de su primera época aunque hay
añadidos posteriores en almenas y matacanes. Se conserva un interesante arco de
herradura de influencia califal en la puerta de acceso.
Destaca también, por sus grandes
dimensiones, la iglesia de los santos Justo y Pastor, levantada a partir del
siglo XVI, en estilo gótico tardío, con añadidos posteriores barrocos y
neoclásicos (la portada). El tamaño nos indica que en su tiempo la localidad
fue de importancia social y económica.
Durante el paseo que di por el
pueblo, bajo el sol del mediodía veraniego, no fui capaz de localizar la casa
donde Becquer pasó varias temporadas. He leído que la casa fue adquirida por el
Ayuntamiento hace unos tres años y que iba a ser rehabilitada como mueso.
Por el momento, en la plaza Mayor
hay un museo dedicado al poeta, pero no estaba abierto durante mi visita. En
este video puede verse su interior
Por otra parte, en Soria capital hay
una Casa de los Poetas, instalada en el tercer piso del Casino. Está dedicada a
Antonio Machado, Bécquer y Gerardo Diego. La relación de Bécquer con Soria
empezó con una visita a su tío Francisco Domínguez Becquer, que se había
establecido en la ciudad. El poeta se interesó por los antiguos monasterios de
San Juan de Duero y de San Polo. En ellos situó dos de sus leyendas: El monte de las ánimas y El rayo de luna.
El pórtico que protege la portada neoclásica
Arco de herradura que permite el acceso a la torre árabe del siglo X
Detalle de un muro