Había muchos charcos, charcos como espejos, pues sólo los gorriones --aprovechando la tranquilidad que les proporcionaba la ausencia de paseantes-- los utilizaban para bañarse. Los gorriones son un ejemplo de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Aprovechan la lluvia para bañarse en los charcos y, luego, cuando sale el sol, lo aprovechan para secarse. Algunos daban cuenta de las migas que algún alma caritativa les ha dejado en el pretil de la playa.
Entretanto, un petirrojo observaba indeciso la escena encaramado en una rama, incapaz de mezclarse con la horda de gorriones. En el canal, entre las dos escolleras, se movían media docena de piraguas y se cruzaban las dos navettes que enlazan por mar, en apenas diez minutos, Hendaya y Fuenterrabía. Ha sido un paseo bien ameno.
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