--Vamos más allá. Vamos a inventarnos algo. Poeticemos. Puede que lleguemos a algún lado.
--O puede que no.
--Entonces dará igual porque, en realidad, no vamos a ningún lado.
--Es por hacer algo no crea. A mi en realidad nada me importa.
--En eso nos parecemos.
--Deberíamos conformarnos con la realidad ¿no cree?
--Sería lo justo, desde luego. Pero, entonces, ¿qué hacemos con la literatura?
--Me da igual lo que hagamos. A mi la literatura ya no me interesa. Soy demasiado viejo.
--Los dos somos viejos, amigo mío. Y tampoco me importa demasiado la literatura. Es más, me fastidia que se le de tanta importancia.
--Es cosa de los jóvenes. O ya no recuerda que usted fue también un fervoroso lector de novelas.
---Claro, ¿cómo no iba a recordarlo?
(...)
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