El barniz cursi de la cultura actual me hace poner pies en polvorosa.
Ante la avalancha de textos que nos caen encima, solo cabe una discriminación estructural. Cada frase se mira con lupa, hasta dar con la frase imperdonable. Suele bastar con un par de párrafos.
La frase lírica es peligrosa, porque te incita a ser indulgente. Por ese camino te pueden dejar K.O. con una sola página.
Para relajarme del cansancio del texto necesito las imágenes, tanto estáticas como móviles.
La palabra estilista casa mejor con peluqueros que con escritores.
La comprensibilidad es mi bestia negra literaria. Rechazo todo texto que no comprendo. Bueno, me digo, esto no es para mí.
Hay dos tipos de cursilería: la auténtica y la falsa. La falsa implica hipocresía y populismo. La verdadera, ¿tiene que ver con la crueldad?
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.