viernes, 4 de junio de 2021

Puro Atlántico

El cabo de Higuer, desdibujado por la neblina y la llovizna

También tienen su encanto los días como este, anegados en grisura, apagados, lluviosos, sin horizontes. No apetece bañarse en el mar, pero sí un corto paseo por la playa, aprovechando la bajamar. Siempre hay que aprovechar las bajamares, cuando la playa se entrega en toda su grandeza. Los horizontes se han esfumado, como si el paisaje acabara unos metros más allá de nuestra mirada. Todo lo que antes era claro, nítido, aparece ahora desvaído, acuoso, difuminado por la neblina y la llovizna pertinaz.
Los días atlánticos, cantábricos, invitan a contemplar las gotas de lluvia deslizándose por los cristales. Hace más frío y, de repente, hay que volver a echarse la ropa encima. Se está afuera caminando contra el viento y se sueña con volver a casa, al refugio.

El Casino viejo que separa en dos mitades la playa de Hendaya


Las Gemelas cierran la playa por el este