
Guerreros de Riace, siglo V a.C., Grecia
“Nada es grande si no es al mismo tiempo tranquilo.” Esta cita de Séneca le sirve a Kaplan para introducirnos en el mundo de los soldados modernos. La principal virtud del estadista moderno debe ser la de controlar sus emociones por cuanto cada vez habrá más cosas por las que irritarse.En el futuro, y aún ahora, todos los pasos diplomáticos serán también militares, dado que la separación artificial entre las estructuras civiles y las militares va a desaparecer. “Volveremos a los liderazgos unificados del mundo antiguo y los primeros tiempos de la modernidad.”
La razón de ello hay que buscarla en la alta tecnología, “que deja cada vez más a los expertos militares a expensas de los expertos civiles y viceversa”. La guerra en el futuro será cada vez menos convencional y declarada y se librará dentro de los estados en lugar de entre ellos. No se debe esperar que la justicia en tiempo de guerra dependa del derecho internacional; como en la Antigüedad esa justicia dependerá del carácter moral de los propios jefes militares.
El concepto de soldado será sustituido por el de guerrero, a la manera antigua: “primitivos erráticos de lealtad voluble, acostumbrados a la violencia y sin interés en el orden civil.” Los guerreros de hoy proceden de los cientos de millones de jóvenes desempleados del mundo en vías de desarrollo, irritados por las disparidades de renta que acompañan una globalización darviniana.
“Los guerreros son también expresidiarios, supuestos patriotas étnicos y nacionales, oscuros intermediarios de armamento y drogas impregnados de cinismo y militares fracasados, oficiales dados de baja de ejércitos comunistas y del tercer mundo”. Tiene aquí Kaplan unas palabras para el nacionalismo de nuestro tiempo, “que es una forma secular de fundamentalismo. Ambos emanan de una sensación de agravio colectivo y fracaso histórico, reales o imaginarios, y predican una edad de oro perdida. Ambos deshumanizan a sus adversarios y equiparan compasión con debilidad.”
En este contexto el papel de los medios de comunicación y de los ámbitos intelectuales va a ser decisivo. Los medios de comunicación, asegura Kaplan, ya no son simplemente el cuarto poder. Debido a la tecnología y a la consolidación de nuevas organizaciones los medios se están convirtiendo “en una potencia mundial por derecho propio”. Pero ocurre que estos medios de élite están dominados por “cosmopolitas que habitan el mundo fuera de la nación-estado”. Son en realidad castas profesionales similares a las de oficiales militares, médicos o agentes de seguros. Pero el poder de la prensa es peligroso porque influye pero, al mismo tiempo, no asume responsabilidad alguna sobre las consecuencias. “El perfeccionismo moral de los medios de comunicación sólo es posible porque son irresponsables políticamente.”
Pocas fantasías en cuanto a las relaciones internacionales: “El siglo XXI es casi tan violento como el XX. Debido al marchitamiento de las naciones-estado y al ascenso de las ciudades.estado y de muchas soberanías oficiosas y superpuestas reina un feudalismo benigno”
En resumen, otro excelente ensayo de Robert Kaplan, en el que se conjugan la maestría narrativa con la habilidad para una muy clara exposición de ideas. Una sorprendente mezcla entre periodismo (Kaplan parece haber conocido en primera línea todos los conflictos bélicos de la modernidad) y erudición. No conviene, sin embargo, perder de vista que este autor no sólo es norteamericano sino que también se dirige de forma preferente a sus compatriotas, anteponiendo siempre los intereses de su propio país. Cabría preguntarse si, en realidad y pese a ello, es también universal pues, en la actualidad, los límites del Imperio, al menos desde el punto de vista cultural, nos abarcan a todos.
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ResponderEliminarDe nuevo problemas de logística me hacen borrar la entrada anterior. Nada que no diga en esta:
ResponderEliminarVarias cuestiones me salen al paso cuando leo esta última entrada de Kaplan.
No me gusta el tono admonitorio que emplea en sus pronósticos. Ciertamente: parece un profeta. Va un poco sobrado en eso. Te puede gustar el tono profético siempre y cuando nos quedemos en el terreno de la ciencia ficción. El problema puede venir cuando el que emite esos pronósticos se los crea y pretenda además darnos fundamentación científica para sus predicciones.
Haces bien con advertir que es norteamericano. No sé cómo se siente uno en un país que es la primera potencia de la tierra. Sé que me moriré sin sentirlo. Pero pienso que, por el tono que emplea, debe dar bastante seguridad en uno mismo. Los norteamericanos piensan que todo el mundo debería saber inglés y a lo mejor tienen razón, el problema está en quién le pone el cascabel al gato, como siempre.
Es probable que lo mejor para el entendimiento humano y para resolver una cantidad enorme de problemas fuera una lengua común universal. Pero también es probable que para alcanzar ese desideratum las cosas tienen que ir por su cauce, sin forzar a nadie a tener que dejar su lengua por decreto. Que las cosas fluyan en ese sentido pero sin obligar, porque cada uno considere que es lo mejor para uno mismo.
Y lo más seguro es que cuando lleguemos a ese punto ya no sea el inglés, ni el chino, ni el español, quién sabe, las lenguas predominantes, sino una extraña mezcla de todas ellas, por el flujo constante entre las mismas.
Quiero decir que el futuro nadie lo sabe, y el señor Kaplan no va a ser una excepción, por mucha información de primera mano que tenga.
En cuanto al papel de los periodistas. Ayer en el programa este de 24 horas, salió la cuestión de que las redes sociales van a procurar, con el tiempo, que los periodistas dejen de ser necesarios, porque el público actual podrá, a través de ellas, comunicarse directamente con los políticos y saber de primera mano, sin los intermediarios periodistas, qué es lo que el político de turno ofrece. No nos caerá esa breva.
Saludos.
Kaplan es un hombre obsesionado con la guerra y con lo militar. Casi todos los libros que conozco de él tratan sobre este tema. Los dos que he recensionado aquí son los más teóricos. Lo que más me está interesando de este autor es su esfuerzo por analizar la complejidad política y social. Para nosotros los europeos su incorrección política es apabullante, porque en Europa el antiamericanismo es un dogma de fe. Aquí se nos llena la boca con la idea de la libertad de pensamiento pero, en realidad, al que la ejerce sin tapujos lo habitual es que lo desuellen. En este sentido Kaplan carece de complejos.
ResponderEliminarLo que dices sobre el inglés es cierto, pero lo que no se puede discutir es la primacía de este idioma como lengua de cultura. Ni el francés, ni el alemán ni el chino están a su nivel en este tema.
Saludos
Es para echarse a temblar. Mientras leía tu artículo, no dejaga de pensar en Libia, por poner un ejemplo cercano de guerra con otro nombre.
ResponderEliminarHola Mertxe. Pues sí, no parece que la situación sea demasiado esperanzadora, sobre todo, en este caso, si eres libio.
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