Al gobierno norteamericano, según ha explicado James Costos,
su nuevo embajador en Madrid (en la primera entrevista que concede), no le
preocupa la crisis económica que sufre nuestro país, ni le preocupa la crisis
política, ni, menos aún, la crisis de identidad. No, nada de eso. Lo que le
preocupa al flamante embajador norteamericano es la piratería informática y ya
ha ofrecido toda su inestimable ayuda para acabar con este terrible problema
para los intereses norteamericanos.
Este es un tema viejo, porque ya en los primeros papeles de
Wikileaks salieron un montón de mensajes de la Administración USA presionando para que el gobierno español
atajara la piratería informática que afecta, como es sabido, en primer lugar a
los intereses norteamericanos.
Ahora, el nuevo embajador insiste. Pero James Costos es un
hombre comprensivo y es partidario de reeducar, o educar más bien, a los
españoles para que dejen de piratearlo todo, las películas, los libros, las
canciones, los programas para ordenadores,
todo todito lo piratean los españoles. Y, además, con gran entusiasmo y,
peor aún, sin el más mínimo remordimiento de conciencia, bien al contrario, lo
piratean todo con ardor justiciero. “Si los de arriba roban y roban con total
impunidad a ver quién es el guapo que nos va a decir a nosotros que no robemos
una migaja, lo poco que está al alcance de nuestra mano. ¿Pero qué se han
creído estos yanquis majaderos? Además, nosotros no pirateamos para
enriquecernos, nosotros no somos como la gente del top manta, que piratea para
vender. Nosotros sólo pirateamos para nuestro propio consumo y, como mucho,
para el de nuestra familia y el de nuestros amigos.”
“Vamos, si con la que está cayendo no vamos a poder ni ver
una película de Torrente sin pagar (que, además, si pagamos, porque debemos
pagar el soporte y ahí nos graban bien grabados), ni bajarnos Los cincuenta
polvos de Grey, ni Las aventuras del capitán Reverte, ni vamos a poder escuchar
a Pablo Alborán ni a la Pantoja sin pasar por taquilla, ¿entonces? ¿Nos abrimos
las venas? ¿No les vale con tener que pagar para ver el fútbol, ni con el iva
del nosécuántos para entrar en un cine, o comprase un bolígrafo? ¿Encima les
vamos a tener que pagar a los yanquis por ver sus películas y sus series bien
cargaditas de esa violencia sádica con la que tanto les gusta adoctrinarnos?
Así que el nuevo embajador, antes que nada, nos va a dar
unas clases de moral.
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