miércoles, 24 de marzo de 2021

Entre escépticos

No me tomo a mal cuando critican a alguno de mis escritores favoritos, en especial si la crítica proviene de algún otro de mis predilectos. Conviene dudar de los propios gustos. El escritor más lúcido --Cioran-- se topa con otro más lúcido aún, Imré Kertész . Esta es la opinión del húngaro sobre el gran rumano exiliado:

“Cioran es extraordinario, a veces brillante; pero en sus palabras siempre percibo el sollozo del niño profundamente ofendido que se pone a la defensiva. Conozco demasiado bien el pesimismo defensivo para que escape a mi atención, y el satanismo surgido del agravio y de la angustia en el fondo me aburre; sólo veo verdadera grandeza en la aceptación omnisciente, en un “a pesar de todo” que conozca todas las malas experiencias y haya recorrido todas las negatividades…”

Y, entonces, quiénes podrían ser los escritores favoritos de Kertész. Lo indica en su último dietario:

“Hay algunos a quienes leo; amo a Sandor Márai. Aunque no todas sus obras me gusten. Además, amo a Thomas Mann, a Camus, a Bernhard…”

No recuerdo que Cioran diga en algún lugar que le haya interesado Th. Mann. Lo que sí deja claro es que detesta a Camus. Cuando lo conoció Camus le soltó alguna impertinencia --defecto peculiar de los franceses, según el rumano-- que este nunca le perdonó.

Los gustos difieren, porque los gustos dependen de los cuerpos, y cada uno tiene el suyo, como dejó explicado Roland Barthes.