jueves, 25 de marzo de 2021

Notas bordelesas, 2


Nenúfares en el Jardín Botánico

8. A primera hora de la mañana, algunas callejas y plazas de la parte más antigua de la ciudad son deliciosas. Edificios de piedra, muy historiados, pavimentos de piedras y de losas. Todo tiene un sabor antiguo, medieval, propio de una larga tradición cultural que, sin duda, Francia ha logrado mantener. Pero el momento de nuestra visita, con tantas actividades cerradas por la pandemia no es, desde luego, el mejor para disfrutar de los muchos atractivos que tiene esta ciudad.

9. Estando las tiendas abiertas al público, no se entiende bien el cerrojazo al que las autoridades han sometido a los museos. En el mes de marzo, con escaso público, es un sinsentido que permanezcan cerrados. No parece tan difícil abrirlos con las pertinentes medidas de seguridad. El daño que el cerrojazo está ocasionando al turismo y a la actividad cultural es considerable. En la fachada del Gran Teatro las pancartas claman contra esta situación.
Para alguien como yo, muy aficionado a los museos, esta circunstancia es lamentable. Pero debo reconocer que, gracias a ella, he disfrutado mucho más de las calles y de las caminatas por la ciudad.

Interior de la iglesia de San Luis

10. Las iglesias, sin embargo, están abiertas. Es algo muy de agradecer. He visitado --aunque sin detenerme demasiado-- dos de ellas: la basílica de Saint Michel y la iglesia de San Luis-Nuestra Señora, ambas góticas de afiladas y altivas agujas en sus torres, además de albergar preciosas vidrieras que recogen buena parte de la tradición iconográfica del cristianismo.
La basílica de St. Michel, comparte con la catedral de San Andrés el hecho de que su campanario está exento, y es uno de los más altos de Francia, con 114 metros de altura. En su día albergó una cripta que contenía unas momias --extraídas de un desaparecido cementerio en la plaza--, que, al parecer eran --pese a su fealdad, o quizá por ello--, muy visitadas.
El templo fue levantado entre los siglos 14 y 16 en estilo gótico flamígero. Además de las preciosas vidrieras, me admiró la capilla dedicada a Santa Ursula, la primera a mano derecha tras el pórtico. En su interior hay un gran lienzo de una mujer que empuña una espada descomunal y, enfrente, la talla de Santa Ursula cobijando a las pequeñas vírgenes de Colonia. El tamaño de la espada me sugiere que en aquellos tiempos la violencia era algo que se daba por descontado. Como en otros templos de la ciudad en las paredes se han inscrito los nombres de los niños de la parroquia que perdieron la vida en la sangría de la Primera Guerra Mundial. Son muchos.
Es muy llamativo que en el barrio donde se alza este monumento de carácter tan jacobeo, haya dos mezquitas y una numerosa población musulmana.

11. Hay muchos africanos y muchos magrebíes. El llamado multiculturalismo es inquietante. No veo forma de que semejante mezcolanza pueda convivir en paz. Parece como si en cualquier momento pueden surgir conflictos y supongo que, por barrios, esto es lo que está pasando. Al final todo es una cuestión de educación. Entre gentes educadas hay posibilidades de entendimiento, pero --a juzgar por lo que puede verse en las calles de cualquier ciudad europea--, la educación no parece brillar en exceso. Es casi un milagro que un país como Francia no haya saltado ya por los aires. Supongo que es debido al esfuerzo educativo que hace el país, que es considerable, aunque dudo que los resultados sean los esperados. Se trasluce una crisis educativa sin precedentes, es algo que se palpa en el ambiente. El mayor peligro, supongo, vendrá con la crisis económica y ahora, tras la pandemia, se va a producir uno de esos momentos. ¿Qué pasará cuando no haya para todos?

12. La iglesia neogótica de San Luis-Nuestra Señora, con sus dos torres puntiagudas, tiene una larga historia, muy entrelazada con la historia de Burdeos y de Aquitania, pero el edificio es relativamente moderno, pues data de finales del siglo XVIII. Se levanta en el barrio de Chartrons, uno de los más atractivos de la ciudad, a orilla del Garona. Es un edificio muy armonioso en el que, como en el anterior, destacan poderosamente las vidrieras que recorren las fachadas y, en especial, las dos inmensas claraboyas en cada lado del transepto. En Chartrons se concentran buena parte de los anticuarios de la ciudad.

La basílica de St. Michel con su torre exenta

13. Hay varias librerías interesantes en la ciudad, además de la gran Mollat, que es una maravilla pero que puede resultar un tanto apabullante. Entre ellas varias de libros de ocasión, que son uno los atractivos para el aficionado a los libros. Visito una de ellas, La Bouquinerie Plus, en la céntrica plaza Gambetta. Por fuera no parece gran cosa pero el interior está muy bien aprovechado.
Es característico de estos buquinistas el perfecto ordenamiento y organización de sus negocios, algo que el lector agradece, pues de lo contrario, como suele ocurrir en algunos establecimientos semejantes en España, no hay forma de buscar nada y menos de encontrar.

El Puente Chaban Delmas

14. El famoso Miroir d´eau, un gran espejo de agua donde se refleja la gran arquitectura de la plaza de la Bolsa, no funciona en invierno. Se trata de una gran superficie cubierta de una fina capa de agua que actúa a modo de espejo, uno de esos inventos franceses que encandilan al público.
Además de que todos los museos estaban cerrados (qué pena no haber podido ver los marquet del Museo de Bellas Artes), otro tanto ocurría con La Ciudad del Vino, que se anuncia también como una gran atracción y lo último en museística.

          La Puerta de Cailhau

15. El río Garona --que es un río internacional, pues nace en el Pirineo español-- es el gran protagonista natural de Burdeos. De gran anchura y caudal discurre majestuoso hacia su desembocadura en el Atlántico. Es navegable en buena parte de su recorrido y facilita así la gran actividad de su puerto. Ambas orillas están perfectamente aprovechadas con grandes y alargados espacios verdes, entre el puente de Piedra y el puente Chaban Delmás, mucho más moderno, con su arquitectura vertical de cuatro torres. Muy frecuentadas por paseantes, ciclistas y deportistas, alberga también muelles con diversas actividades náuticas y recreativas.

16. Al otro lado del río hay un Jardín Botánico amplio e interesante, aunque no hay demasiadas especies, y que en estos días empieza a florecer. Es agradable visitarlo. Cuando lo hacemos apenas está concurrido. La parte didáctica y expositiva del jardín está cerrada al público por la pandemia. Los demás parques de la ciudad, en especial el gran Jardin Público no lo visitamos en esta ocasión.