La higuera

1. Hace tres o cuatro semanas me cogí una lumbalgia de campeonato mientras limpiaba y podaba el jardín. Estuve quince días hecho polvo. Me he ido recuperando a base de paciencia y de ejercicios sacados de una fisioterapeuta mexicana que tiene un canal en Youtube. Se llama Mariana y tiene una dulzura y una calma muy apreciables. Podría ir a lo que aquí llaman el kiné, que está incluído en la sanidad pública, pero me da mucha pereza dedicarle tanto tiempo a ir y venir.
El caso es que casi he conseguido recuperarme, pero el jardín seguía creciendo y no me ha quedado otra que volver a ponerme a la faena. Lo hago más despacio y en periodos más cortos pero, al final, el esfuerzo es similar y el riesgo no disminuye.
Me he arreglado bien en general, pero tenía que podar la higuera, que es el único de mis frutales que da frutos (soy un pésimo jardinero) y que había cogido una talla desmesurada. He tenido que recurrir a una escalera, pese a que el terreno está en pendiente, para alcanzar las ramas más altas. Después de una hora de trabajo apenas he logrado podar una tercera parte. A ello hay que sumar el tiempo que deberé dedicarle a cortar las ramas podadas, a empaquetarlas y a llevarlas a la escombrera, pues aquí cada uno debe llevar lo suyo a lo que llaman la déchetterie.
Aún tengo para dos o tres sesiones similares más y tengo que aprovechar los días secos y soleados. A saber cuándo acabaré. Pues sí que me salen caros los higos que me como cada año. Eso sí: son dulces y tiernos. Los pájaros y las avispas (este año las había por docenas y eran muy gruesas y poco simpáticas) también le sacan buen rendimiento a mis esfuerzos.

2. Nadie habla de terrorismo islámico en el atentado contra el político derechista Alejo Vidal Cuadras. Solo hablan de la pista iraní. Como si el régimen iraní no fuera terrorista e islámico.

3. "Resiste mucho, obedece poco". Walt Whitman