1. Después del trabajo en el jardincillo he bajado a la playa y, esta vez sí, me he dado un baño. Creo que nunca había llegado tan lejos (19 de noviembre) en mi temporada de baños. En estas tres últimas semanas el agua del mar ha enfriado bastante pero aún es soportable y, tras unas brazadas intensas te acostumbras –al menos durante cinco o diez minutos. Lo que más sufre es la cabeza, así que se impone un gorro de silicona para la próxima vez si es que hay próxima vez antes de la primavera: he consultado el pronóstico meteorológico y la semana que viene el mercurio baja mucho. Ni qué decir lo que he disfrutado, tanto con el agua como con el paseo por la arena bajo este sol otoñal.
2. El nuevo Gobierno de Sánchez es parecido al anterior pero reforzado en sus líneas sectarias y provocativas. Ni siquiera se ha tomado la molestia de reducir los veintidós ministerios, que sumados a todas las consejerías de las 17 autonomías, con sus asesores, salarios y gastos de representación, nos convierte en el país europeo con más parásitos políticos por metro cuadrado. Este Gobierno hace realidad el muro de contención de la ultraderecha que dijo ser Sánchez en su investidura. Este es un Gobierno constituido para ir contra la mitad de los españoles, pues según este canalla y sus compinches, la mitad de los españoles son fachas y merecen ser aplastados. La provocación va a ser el leitmotiv. Se utilizará para colar de tapadillo todo tipo de tropelías políticas y para seguir cercenando la igualdad entre los españoles. La pregunta es: ¿merecemos otra cosa?
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