domingo, 30 de septiembre de 2012

Interesarse por los hijos


El viernes fui a hablar con el profesor de mi hijo pequeño (nueve años), un hombre con mucha experiencia en el oficio.

En un momento de la conversación, cuando me explicaba la necesidad de firmar todas las semanas los cuadernos escolares, me lanzó la pregunta: ¿Para quién trabajan los niños en el colegio? Ante mi cara de sorpresa, pues nunca me había parado a pensar seriamente sobre semejante cuestión, él mismo se respondió.

Los niños no trabajan para el futuro, para el día de mañana, nada de eso. Los niños trabajan para satisfacer a sus padres. De tal forma que si los padres no se interesan por lo que hacen sus hijos en la escuela entonces ellos consideran que no merece la pena el esfuerzo.

No se trata tanto de ayudarle, continuó el maestro, como de hacer que ellos sientan que nos interesamos. Es algo tan simple, tan elemental, que se nos puede olvidar con facilidad. Lo vemos cada día.

Lo ve cada día el veterano profesor.



viernes, 28 de septiembre de 2012

Todo fluye

Mi astenia se agudiza con los cambios de estaciones. Estos primeros días de otoño me cuesta situarme en el mundo. Cumplo la rutina mañanera como un sonámbulo.

Antes de comenzar el paseo habitual me detengo a contemplar la bajamar en la bahía. Las gaviotas y los patos desayunan.

Cuando me doy la vuelta para empezar mi camino tengo una visión: una corredora joven, esbelta, rubia, la melena lisa recogida en una coleta, con un minivestido blanco de tenista, pasa al trote. Parece salida del cincel de Praxíteles.

La visión no me ayuda a despertarme. Por el contrario, me devuelve a la ensoñación. Su energía enerva mi lasitud. Qué pocas ganas de andar tengo. Me lo tomo con calma.

Me asomo a la playa. Está vacía. Por ahí viene la máquina barredora a todo decibelio. Me dan ganas de huir por una calleja lateral. Pero sigo. Todo pasa. Afortunadamente.

Cuando voy a girar para retornar al punto de salida la imagen de la corredora aún revolotea por mi cabeza. No ha dejado de hacerlo en todo el paseo. Entonces tengo otra visión. En el mismo bulevar, una anciana caída en el suelo, inmóvil, encogida, inconsciente, rodeada de tres o cuatro personas que se esfuerzan en ayudarla.

Ahora sí me despierto. En unos minutos llegarán los bomberos. Puede que ya sea demasiado tarde. Nada puede hacerse. Todo fluye.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Andy Williams




A los catorce años tuve un amigo en el colegio, que era un devoto de Andy Williams. Yo, que sólo escuchaba a los Credence y a Led Zeppelin, no lo entendía. Ahora lo entiendo perfectamente. Y me alegro.



Canetti se consideraba un español de los de antes


 El autor de Masa y poder

En sus apuntes correspondientes al año 1960 Elias Canetti expresa su amor por Stendhal: “Creo que no hay nadie a quien quiera tanto como a Stendhal; es el único al cual envidio”. En otra anotación del mismo año insiste: “Stendhal ha llegado a ser tan importante para mi que cada cinco o seis meses tengo que volver a él. No importa en absoluto de qué obra se trate, siempre que sean frases que contengan su respiración.”

Canetti nos deja en esta frase una pista sobre la relación que él establece entre escritura y respiración, es decir, sobre escritura y cadencia, sobre escritura y profundidad, en suma, sobre escritura y vida.

Durante el mismo año, Canetti se refiere al escritor italiano Cesare Pavese, que fue su contemporáneo. Indica que el diario de Pavese “es una especie de hermano gemelo del mío. El se ocupó mucho de literatura; yo, poco. Pero yo empecé a dedicarme antes que él a los mitos y a la etnología.”

El 14 de marzo de 1947 el diario de Pavese registra la frase siguiente: “Hemingway es el Stendhal de nuestro tiempo.” Esto es más de lo que Canetti puede soportar. Se muestra horrorizado e indignado. No descarta que la cita pueda contener alguna verdad, pero la indignación le sobrepasa. Este es su argumento: “Es como si pretendiera diluir el intimismo de Stendhal, la fuente de su grandeza, en aras de un americanismo aparatoso. Pavese sucumbió al americanismo, yo no. A Pavese puede, pues, calificársele de escritor moderno, a mí no. Yo soy español, un español de los de antes.”

No queda claro a qué se refiere Canetti con lo de “español de los de antes”. Sólo se sabe que Canetti procede de una familia de comerciantes sefardíes. Parece que su apellido viene de Cañete, el nombre de un pueblo de Cuenca.

El apunte concluye sobre el italiano: “Tengo la impresión de que una norteamericana fue la causante de su ruina.”

El paralelismo entre sus diarios y los de Pavese le causa un gran asombro. Concluye ordenándose leer también a sus contemporáneos, pues “uno no puede alimentarse sólo de raíces.”

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El abrazo del oso




EL ABRAZO DEL OSO

A -Lo que pretenden es abrazar el Congreso de los Diputados. Un gesto de amor.

B -Pues algún malpensado cree que es el abrazo del oso. De ahí el cinturón policial de castidad.




JESUS CASADO: ¿POR QUÉ ASUSTA ESTA IDEA?

A -Pues no caigo

B -Espera que lo miro en El País.




DEMOCRACIA CATALANA

A -La democracia en Cataluña va como un tiro: tienen elecciones cada dos años y no cada cuatro.

B -Sí, pero siempre las ganan los mismos.

A -Bueno, ya se sabe que la democracia no es perfecta.




MAS DE LO MISMO

A -Dice Rajoy que él también se apunta a la Alianza de Civilizaciones.

B -Como siga así la gente va a empezar a añorar al original y a rechazar la copia.

A -Gane usted unas elecciones por mayoría absoluta para esto.




CHAVES Y GRIÑAN SE ENTERARON POR LA PRENSA

A -¿Para qué sirve una comisión parlamentaria de investigación?

B -Obvio, para cubrir las apariencias y rascar espacio en los medios.

A -Y los mil millones de euros ¿quién los cubre?




ANDALUCIA SOLICITA UN RESCATE DE CINCO MIL MILLONES

B -Ahí tiene usted quién va a cubrir los mil millones de los eres fraudulentos. Usted y yo, entre otros.

A -Menuda novedad.

B -¿Usted cree que los indignados irán a rodear a la Junta de Andalucía?






martes, 25 de septiembre de 2012

Ni rastro de Penélope, me conformo con Man Ray





Ni me acordaba de que está en marcha el Festival de Cine. Qué cabeza la mía. Me asomo tímidamente a la plaza de Oquendo a ver si atisbo el bello escote de Penélope Cruz pero nada, ni rastro. Menos mal que esta mañana he visto a la Bella Ensimismada (¡haciendo futing!), toda de negro, bien ceñida, y con eso ya tengo para una temporada. Un movimiento de ensueño.

Así que me he metido a ver una exposición de Vicente Ameztoy y, en cuanto entro en la sala, descubro que hay otra de fotografías de Man Ray. Estamos que lo tiramos. Debe ser cosa del Festival.

Lo de Ameztoy son unos dibujos para una película basados en un cuento de un Jomo Kenyatta, que además de escritor fue presidente de Kenia. Tienen su gracia, sin más.

Lo primero que veo de Man Ray son unas fotos vanguardistas muy mal envejecidas que están a punto de hacerme abandonar. Afortunadamente en otra sala hay un buen puñado de retratos, algunos archiconocidos, que me salvan la excursión. Puedo ver a Hemingway sin barba y con bigote, a Paul Eluard en topless, a Breton de perfil, a Proust muerto con unas ojeras tremendas, a James Joyce con las uñas sucias, a Francis Picabia también en topless (debía ser la moda en los años 30), a Dalí con una señora que parece su madre y es Gala, y a Picasso vestido de torero.

Hay también unas bellas señoras, tal que la Deneuve, Coco Chanel y la misma Ava Gardner en su periodo esbelto.

Con esto y un poco de callejeo he pasado la mañana. Camino del tren adquiero dos moldes de pan de naranja y chocolate en Barrenetxe y entro en la librería vecina donde compro Bandido, de Robert Walser en bolsillo. Me entretengo un poco con los libros y pierdo el tren por diez segundos, después de darme una carrera. A mis años.


Dibujo de Vicente Amezto

viernes, 21 de septiembre de 2012

Un bichito taoísta

Camino por la orilla del mar, los pies metidos en el agua, una mañana radiante de otoño. Piso una arena finísima, minúsculos fragmentos de conchas, piedritas pulidas. El agua está limpia y transparente. Mil veces he practicado este paseo y nunca me había fijado en la existencia de estas caracolillas, de apenas un par de centímetros, de las que sobresalen unas patitas que les ponen en movimiento. Observo sorprendido que abundan y que ruedan sobre sí mismas traídas y llevadas por el oleaje.

Recojo una de ellas y las patitas desaparecen raudas en el interior. En el exterior de la caracolilla se alternan franjas marrones y blancas. En el interior habita un minúsculo cangrejo que, en este momento, debe estar aterrado en la palma de mi mano. Por un momento siento la tentación de llevármelo a casa para que lo vean los niños pero enseguida decido volver a dejarlo en el agua.

Así lo hago. Cuando llega la minúscula ola se va dando vueltas tierra adentro. Cuando la ola retrocede se introduce de nuevo en el mar. De pronto la arena lo cubre y allí se queda, enterrado.

La vida de este ser tan frágil es un misterio para mí. Su existencia itinerante, a merced de las mareas y del océano me ha recordado el libro del Tao: “Lo más débil del mundo cabalga sobre lo más fuerte.”

 

jueves, 20 de septiembre de 2012

Pandemia de surferos

Pasan los turistas, pasan los playeros de fin de semana, pasan los campistas, pasan los jubilados, pero los surferos se quedan. ¡Qué pelmas!

Desde que el verano pasado, mientras me bañaba, un niñato anglosajón me pasó por encima con su tabla de surf, se ha esfumado la simpatía que sentía por ellos. Casi me manda al hospital. El susto aún me dura. Reconozco que el traje de neopreno estiliza mucho y proporciona agradables paisajes, pero las tablas son un peligro público.

Ahora, cuando voy a bañarme, huyo de ellos como del diablo. El problema es que ellos no huyen de mí sino que, por el contrario, invaden las zonas reservadas a los bañistas, con el descaro y la prepotencia del que va subido en un cualquier artilugio.

Está claro que se permiten estos abusos porque la autoridad competente hace dejación de su responsabilidad. Estos días, con las mareas vivas de setiembre, la plaga de surfistas se recrudece. La proliferación amenaza con volverse pandemia.

Hoy me he fijado que han retirado los bonitos paneles en los que se delimitaban las zonas reservadas para los bañistas y las de los surfistas. A partir de ahora y hasta el 15 de junio próximo todo es para los surferos. ¡Sálvese quien pueda!

---







miércoles, 19 de septiembre de 2012

Gallaecia Petrea y otra desmesura arquitectónica

Fotos desaparecidas. Diswculpen las molestias


La excursión a Santiago concluye con una visita a la recién inaugurada Ciudad de la Cultura, situada en el monte Gaiás, a unos cuatro kilómetros del centro. A media tarde hay un cuarto de entrada en el parking del lugar. Mientras me encamino al edificio que alberga la exposición Gallaecia Petrea observo lo que tengo alrededor: unas edificaciones monumentales, con materiales de categoría y amplios espacios vacíos, algunos de ellos de obligado cumplimiento dado que el proyecto de esta Ciudad de la Cultura está inacabado por falta de presupuesto. No veo a ninguno de los extranjeros ni visitantes que por la mañana abarrotaban las calles históricas de Santiago. En su lugar veo a muchos foráneos con pinta de venir a pasar la tarde en familia, jugar con los niños al aire libre y degustar una merienda. Empiezo a preguntarme en qué ha venido a parar este faraónico proyecto cultural. En fin, yo a lo mío.


Esculturas prerromanas

La exposición Gallaecia Petrea, ubicada en cuatro plantas gigantescas, propone un recorrido por la presencia de la piedra en la cultura gallega, desde la Prehistoria hasta la actualidad, pasando por la época romana, la medieval, la moderna y la contemporánea. Se reúnen en esta ambiciosa muestra de 341 piezas las obras en piedra más significativas de Galicia, el norte de Portugal y zonas limítrofes asturianas. Hay una presencia dominante del granito y la pizarra, como corresponde a las tierras galaicas aunque se incluyen también otras como el azabache. En este video se ofrece una interesante panorámica de la exposición. Las piezas se exhiben montadas sobre palés de madera, acompañadas de carteles explicativos y de una interesante colección de videos en los que se reúnen las temáticas principales. He buscado estas grabaciones en internet pero no las he encontrado. Sería deseable que, cuando esta gran exposición concluya, lo que está previsto para el próximo 15 de diciembre, los videos se pongan al alcance del público.

Si algún defecto tiene esta exposición es la de ser demasiado ambiciosa, lo que complica sobremanera el intentar abarcarla en una sola visita. No es materialmente posible asimilar toda la información que se ofrece.


Retablo pétreo del siglo XVI

Dicho esto dejo constancia aquí del desconcierto en que me ha sumido la visita a esta denominada Ciudad de la Cultura. Hasta el nombre resulta pretencioso. Todo este proyecto, del que aún quedan pendientes varias edificaciones, me parece un disparate y no puedo comprender esta concepción escurialense (por el tamaño y la desmesura) de la cultura de un país o de una región.

Me dicen que en Santiago hay varias bibliotecas de gran calidad. Me pregunto cuántos usuarios se van a desplazar hasta aquí para leer o consultar un libro. El llamado Museo de Galicia, donde se ha instalado Gallaecia Petrea, es una desmesura que ahora será preciso llenar de alguna forma que no puedo imaginar.

En este enlace se ofrece información sobre la incubación del proyecto, en la época del señor Fraga Iribarne y de los desvaríos presuestarios que ha sufrido.

 Una pieza de la época moderna

 Y otra de la medieval

 Detalle de la Ciudad de la Cultura

martes, 18 de septiembre de 2012

Mañana oscura en el estuario del Bidasoa

Amanece un día oscuro, el primero de esta característica en varios meses aunque, ciertamente, no será el último de aquí a la primavera. El cielo no ha descendido demasiado, lo justo para ocultar las cimas de las Peñas de Aya y el Larún, aunque apenas roza la del Jaizkibel. Sin embargo la densidad de las nubes, su grisura, deja impotentes a los rayos solares. Como es el primero después de tantos días soleados no afecta demasiado a mi ánimo. Otra cosa será cuando los días oscuros se sucedan durante semanas, como ocurre con frecuencia. Pero hoy no. Además, a la hora del paseo matinal toca bajamar, una poderosa bajamar de setiembre, y eso siempre es un espectáculo en la marisma de Chingudy.

Los limos de la bahía, descubiertos por la marea, exhiben praderas de herbáceas misteriosas que viven la mitad de su vida sumergidas pero que, cuando se airean, albergan el alimento de un gran número de aves que vienen aquí a desayunar. No falta ninguna de las especies habituales. Están las gaviotas reidoras, las gaviotas grandes, los patos oscuros, las garcetas blancas, los vuelvepiedras camuflados, los gorriones, los mirlos y allá al fondo, lejanos en su isla, los distantes cormoranes, un poco fastidiados porque hoy no pueden desplegar sus alas al sol y se tienen que aguantar con el plumaje húmedo.

Las gaviotas, como de costumbre, practican el individualismo a la hora de alimentarse. Como hay alimento para todos no se producen las peleas habituales. Los patos, por el contrario, son más gregarios y se desplazan en pequeños grupos. Los cormoranes permanecen ajenos a esta agitación: ellos no se dedican a corretear por los limos.

Pero el día es demasido oscuro y pronto llega la lluvia.


lunes, 17 de septiembre de 2012

En Santiago de Compostela, sin pórtico ni botafumeiro

Fotos desaparecidas. Disculpen la molestia.
 En la instalación de Esther Ferrer (Fotos J.L.S.)





Hacía una década que no venía por Santiago de Compostela. Llegamos a las 11 de la mañana de un domingo de agosto. Tras dejar el coche en un parking entramos en la cafetería Derby para el segundo desayuno.

Hay una cajera de las que me gustan, una señora flaca, de edad, y rostro imperturbable amén de desconfiado. No se mueve una mosca en el lugar sin que ella se percate.

El local es antiguo e historiado, al estilo de los cafés de la postguerra.

Las calles céntricas del casco histórico están invadidas por los turistas y por algunos peregrinos.

Enseguida me sumerjo en ese ambiente peculiar de contraluces, soportales de piedra y calzadas enlosadas que tanto me gusta.

Camino de la catedral observo que existe una fundación Torrente Ballester. Pero está cerrada y, me dicen, así permanece desde tiempo ha.






En algún lado hemos leído que para contemplar en acción el botafumeiro hay que acudir a la misa de 12. Allá nos vamos.

Hay cola para entrar y el interior está abarrotado. El pórtico de la Gloria está cegado por obras de restauración. Es mi sino con los grandes monumentos, siempre surge algún problema que me los hurta.

La misa ya ha comenzado y hay un desbarajuste importante, los turistas mezclados con los fieles y con los peregrinos, gente sentada por el suelo, apoyada en las columnas y en los rincones más insospechados.

Intentamos avanzar mientras el obispo oficia en compañía de otros curas de menor rango. Los veo a través de grandes pantallas de video que hay esparcidas por la nave.






Un segurata le indica a una señora que hoy no funciona el botafumeiro. Mala suerte.

Hay un montón de boy-scouts con uniformes de mucha filigrana. Son peregrinos portugueses. Esta gente portuguesa es respetuosa y devota, según me he fijado en otras ocasiones. No se les ocurre parlotear y meter bulla durante un acto litúrgico. No como otros que yo me sé.

Bordeamos con dificultad las grandes naves esquivando gente mientras el obispo se explaya en su homilía. La cola para entrar en el camerino y abrazar –como manda la tradición- el busto del apóstol Santiago es disuasoria y colapsa la girola, tras el altar mayor, impidiendo contemplar las capillas aquí ubicadas.

Tras encender las velas de rigor –que son eléctricas y con poca poesía- optamos por salir a tomar el aire y el sol espléndido.









Calle porticada en Compostela

Merodeamos por las calles históricas pero hay demasiada gente, demasiados negocios para turistas, demasiado agobio y, en cuanto podemos, nos evadimos por calles periféricas que están vacías y son muy hermosas.

Aparecemos en el Museo de Arte Contemporáneo, obra del arquitecto portugués Alvaro Siza. El edificio está asentado junto a la antigua puerta de entrada del Camino Francés, en lo que fue el huerto del convento de San Domingo de Bonaval.

Dispone de una terraza con buenas vistas sobre el casco histórico y de unos jardines muy apetecibles pero que no podemos visitar por falta de tiempo y porque se ha puesto a llover.

Antes de visitar el museo almorzamos en la Bodeguilla de San Roque, situada unos metros adelante.

La espera de media hora merece la pena aunque el lugar es un poco agobiante y nada barato.

Saludamos a una familia de franceses que también esperan. La madre, muy simpática y con mucha charme.

En el interior del museo, oh sorpresa, encontramos una exposición de Esther Ferrer, cuya obra ya conocía parcialmente y que dista mucho de ser mi artista preferida.

Este montaje, sin embargo, se deja ver y, a ratos, resulta divertido. Los niños también disfrutan con estas ocurrencias.

Hay también otra exposición sobre Eugenio Granell y el cine.

Antes de abandonar el edificio entramos en su librería, que es una de las más completas en su género de las que conozco. Adquiero un librito de Robert Walser sobre pintura y un ensayo-catálogo sobre mi admirado Alex Katz que, casualmente, expone en La Coruña.

El librito de Walser, formado por poemas y prosas breves, además de imágenes, tiene su gracia.

El ensayo ilustrado de David Barro tampoco está mal. Lo malo de este tipo de librerías es que los libros de arte son muy caros en España y, a la vez, muy tentadores. Así que uno, cada vez más, se arregla como puede con internet.

Hemos reservado la tarde para acercarnos a la Ciudad de la Cultura donde se anuncia una gran exposición sobre Galicia y la escultura en piedra.



Sede de la Fundación Torrente Ballester


Vestíbulo del Centro Gallego de Arte Contemporáneo


domingo, 16 de septiembre de 2012

La victoria de los prepotentes

Me cuenta una amiga sobre los problemas que tienen en el trabajo. Al principio de curso el grupo de profesores tiene que ponerse de acuerdo para repartirse los horarios. Todos los años, me dice, hay uno o dos que imponen sus condiciones a base de gritos, amenazas y presiones. La dirección, por no buscarse líos, acaba por ceder y les concede lo que piden en detrimento del resto que no puede elegir o, si lo hace, es sobre lo que ya han elegido con anterioridad los prepotentes.

Esta es una excelente metáfora sobre España. En España se salen con la suya los que más gritan, los que amenazan, los que insultan, los que asesinan si así lo estiman necesario. Los que dirigen el país y debieran poner orden y hacer respetar la ley y la justicia, no lo hacen por comodidad, por cobardía, por no buscare líos. La mayoría de la gente, como mi amiga, han optado por callarse, hartos y aburridos de soportar todo los años las mismas presiones por parte de los mismos.

Estos últimos se frotan las manos. Les va de maravilla. El resto va tirando como puede, adaptándose a lo que hay, agachando la cabeza y dando gracias porque a sus colegas prepotentes no se les ocurra otra cosa más que imponer sus horarios particulares cuando empieza el curso.



viernes, 14 de septiembre de 2012

El ocaso del pudor, de Miguel Dalmau



Stefania Sandrelli (arriba) y Laura Antonelli pusieron su granito de arena en la historia del pudoricidio. Ahora parecen hermanitas de la caridad.

Este libro de 500 páginas empieza con lord Byron y termina con los videos de sexo amateur que cualquiera puede bajarse de internet. En lo que va de uno a otro, que va un abismo, Miguel Dalmau nos ofrece la evolución del impudor femenino, pues parte de la base de que los hombres somos impúdicos por naturaleza, cuestión esta discutible. Así que este libro se ocupa de mujeres, de mujeres transgresoras y de algunos hombres que también han transgredido tabúes.

De una forma ordenada y por orden cronológico el autor nos ofrece algunas pinceladas de cómo ha evolucionado la cuestión objeto de su libro. Basta darle un vistazo al índice para hacernos una idea. Tenemos, entre otros, al pintor Courbet, el del sexo femenino en primer plano, al doctor Freud, naturalmente, a la descocada y encantadora escritora Colette, al promiscuo Maupassant, al Cabaret Voltaire de los dadaístas, a los desgarrados expresionistas alemanes, a la actriz Louise Brooks y su melenita, a las flapper, aquellas chicas liberadas de los años veinte, a los surrealistas con Breton a la cabeza, a Virginia Wolf y su ineludible cuarto que no es el de Jacob sino el que debe disponer toda mujer que quiera escribir, el mismísimo Gatsby de Scott Fitzgerald.

Aquí hacemos una paradita antes de llegar a la Segunda Guerra Mundial y contemplamos a Marlene Dietrich, a Mae West y otras de esta cuerda. El cine empieza a atacar duramente al pudor femenino, como es sabido, aunque tenemos un pequeño receso con los comunistas y con los nazis. Ambos dijeron e hicieron mucho en relación con las mujeres, el patriarcado, etc. Lenin intentó poner en práctica la revolución sexual pero enseguida se dio cuenta de que el resultado fue la desintegración de la familia. Ante ellos dio marcha atrás. Su sucesor, un tal Stalin, se percató de que nada como la familia para sacar adelante sus planes quiquenales y las aguas volvieron a su cauce.

Con los nazis la cuestión del impudor y los derechos de la mujer dio un paso atrás y no deja de ser curioso que, pese a ello, Adolf tuviese tantas admiradoras. Pero el autor no se detiene en ello y continúa imparable su avance. Enseguida encontramos a Simona y su El segundo sexo y, a partir de ahí, el camino se nos hace más conocido. Y aquí también me quedo yo porque, de lo contrario, caería en uno de los defectos de este libro: desprende un poco alentador aroma de manual académico. Al margen de ello destacaría los interesantes capítulos dedicados a dos directores de cine: Bergman y Passolini.

La evolución del pudoricidio da un salto cualitativo con la irrupción de internet, a principios del siglo XXI. No hace falta explicar dónde ha quedado el pudor femenino con las nuevas tecnologías. Al final del ensayo Dalmau se pregunta si se trata de una victoria frente al patriarcado o de una derrota pues, al fin y al cabo, el gran beneficiario del despelote femenino es el varón, “esa criatura obscena e impúdica por naturaleza y a quien la locura exhibicionista de su compañera le parece un regalo divino”. ¿Acaso no lo es?

En resumen, un ensayo que parece un manual para universitarios, que abarca muchos temas pero apenas profundiza en ninguno y  que deja de lado asuntos tan importantes como la decadencia de la religión cristiana en Occidente asunto que, me malicio, es la madre de este cordero.

Disfruté mucho con la biografía que Dalmau le dedicó a Jaime Gil de Biedma.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Mañanita con ITV




Llueve. Dejo a los niños en el cole. Me encamino a la ITV para la revisión anual y obligatoria del coche. Como voy sobrado de tiempo paro en Behobia quince minutos. Merodeo. El lugar está lleno de tiendas de alcohol y tabaco destinada a los guiris, preferiblemente franceses. En la oficina de la ITV se me cuela un gordito prepotente. Me aguanto las ganas de saltarle a la yugular. Me toca el quisquilloso. Hace diez años que llevo un agujerito en una tulipa. Este año es la primera vez que lo anotan. No paso el control. Debo cambiar los neumáticos traseros. Mi mecánico habitual no lo percibió hace una semana. Peor para él. Vuelvo a casa. Leo la prensa digital. La libertad del secuestrador y torturador de Ortega Lara ocupa todas las portadas. No tenemos remedio. Me desplazo a Norauto (no me importa hacer publicidad gratuita; soy así de generoso). Tardarán dos horas y media en cambiar las cubiertas. Aprovecharé para hacer unas compras en el centro comercial Alcampo. Esa perspectiva me abre el apetito. Entro en el Bellotta. Pido un rioja. Ataco un minibocadillo de jabugo, pimiento verde y anchoas. Está delicioso. Ataco otro. Hay un mostrador de ibéricos, tortillas y pinchos variados. Espectacular. En la pantalla, los Cuarenta Principales Latinos. Alucino con los latinos. Me siento más nórdico cuando los veo. Sale mi admirado Elbarrio, con su camisa de chorreras blancas, luego con chorreras rojas, el sombrero, los aretes. Me voy. Necesito un café. No está la camarera encantadora. Espero que no la hayan botado. En su lugar una francesa sequita. Miro pasar gente cinco minutos y me lanzo a las compras. Está todo cambiado desde la última vez. Vengo poco por aquí. La sección de libros es infame. Paso de largo. Me lo tomo con calma. Estoy medio mareado por el vino. La falta de costumbre. Me siento benévolo. Todo me da un poco igual. Inspecciono los vinos, las cervezas, los refrescos para los niños, los picoteos, las maquinillas de afeitar. El tiempo se me pasa rápido. Cuando termino voy a recoger el coche. Pregunto en Norauto por los alcoholímetros. ¿Servirá para Francia? Me dice que indican Comunidad Europea pero, al parecer, los franceses –siempre muy suyos, siempre proteccionistas de lo suyo- exigen no sé qué marca. A mi lado un señor los pone a parir, ante la mirada atónita de unos jóvenes galos que también han venido a cambiar cubiertas. Bueno, no voy a discutir. Con mi tiket de compra me dirijo a la gasolinera. Reposto y llego a casa desganado. Ha parado de llover.




miércoles, 12 de septiembre de 2012

La fortaleza de San Lorenzo en Goyán


Fotos desaparecidas. Disculpen la molestia.
La playa fluvial de Goyán con el monte Santa Tecla al fondo (Fotos de J.L.S.)

He paseado docenas de veces por la playa fluvial de Goyán (Pontevedra) pero nunca había visitado la fortaleza de San Lorenzo por la sencilla razón de que no lograba dar con el acceso.
El pasado agosto tuve la ocasión de hacerlo gracias a la restauración y acondicionamiento de que ha sido objeto.
Confieso mi predilección por este tramo final del río Miño y por su paisaje, tanto a uno como a otro lado de la línea fronteriza.

El trabajo que se ha realizado aquí para la rehabilitación del fuerte de San Lorenzo y el realce general de la playa fluvial y todo el entorno, es en mi opinión muy notable.
Presidido por la austeridad y el respeto se ha conseguido un espacio tranquilo, sin estridencia alguna, en el que se mezclan con buen gusto la piedra, la madera y la vegetación.
Es un placer pasear tanto por el interior como por el exterior de la fortaleza. Desde las terrazas puede contemplarse una bella panorámica del río y, al otro lado, el encantador parque de Vilanova de Cerveira y su propia fortaleza.
Acceso principal con escudos nobiliarios.

El fuerte de San Lorenzo data del siglo XVII y forma parte de un conjunto de fortalezas que vigilaban el río desde ambos lados de la frontera.
La mayor parte de ellos son producto de los sucesivos conflictos fronterizos entre España y Portugal a lo largo de los siglos.
La edificación está construida con granito y tiene forma de estrella.
Su planta es rectangular y está rodeada de baluartes con sus correspondientes garitas. Lo rodea un amplio foso.
Se accede a la puerta principal mediante un puente de seis arcos que cruza el foso. Las edificaciones de su interior han desaparecido y hoy se ha dejado un espacio exento rodeado de vegetación.
En la carretera que conduce a la playa, a mano izquierda, se alza la capilla de San Roque, rodeada de robles y castaños centenarios, que bien merecen una visita.


 Dos vistas del interior del recinto donde antaño hubo varias edificaciones.
Vilanova de Cerveira y su sierra, al otro lado del Miño.

El lugar es tan apreciable como puede verse en este video.

En este otro aparece el interior de la fortaleza.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cristóbal Serra en perspectiva

Cristóbal Serra en el puerto de Andrach


En una ocasión estuve hojeando algunos libros de Cristóbal Serra (Palma de Mallorca, 1922-2012) pero no me animé a leerlos. En aquel momento su prosa me pareció algo espesa y, sin duda, yo no me encontraba dispuesto a excesivas densidades. La muerte del escritor, me ha dado la impresión de que ha sido tratada con la levedad habitual en los medios. Es por ello que me ha animado a pasar un rato investigando sobre él.

De lo que he mirado me quedo con tres documentos. El primero es este autorretrato que publicó la revista Frontera. Gracias a él me he enterado de la aversión de Serra por “lo hercúleo”, su interés por el surrealismo y el dadaísmo, sus escarceos taoístas y su predilección por el poeta William Blake. Dice Serra que se considera “un tanto metafísico, alejado del realismo y de la cruda realidad. El sueño, la quimera y el símbolo son mis medios.”

Sobre la literatura española manifiesta una predilección por Quevedo, pero deja claro que considera la lengua española superior a su literatura y lamenta que haya habido tan escasos escritores españoles con vida interior.

Debió ser un hombre más bien sedentario, que se dedicó profesionalmente a la enseñanza y que sentía una gran predilección por el mar.

El segundo documento es esta interesante entrevista que le dedicó Arcadi Espada inspirándose en algunos aforismos que seleccionó el mallorquín y, el tercero y último es otra entrevista grabada en video, en donde le vemos ya en edad avanzada.

Ahora no descarto que cuando visite la biblioteca me traiga alguno de sus libros.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Delicias de setiembre

Concluye el peor mes del año, agosto, y empieza el mejor, setiembre. Aquí, en Hendaya, la temporada turística acaba el 31 de agosto. El 1 de setiembre empiezan a retirar el espectacular e incordiante tinglado de chiringuitos, casetas, toldos, clubes de playa, piscinas portátiles, redes de voleibol que montan cada año en la playa. El día 2 casi no queda rastro de todo ello.

La playa, con una discreta concurrencia, vuelve a ser una delicia. Los baños de mar, con el agua a 22 grados, son un regalo de los dioses. Estos días tenemos mareas tranquilas, tan tranquilas que los surferos se han esfumado. En breve tendremos las mareas más vivas del año. Los surferos regresarán ansiosos. Algunos, que no somos surferos, disfrutaremos en ambos casos.

Mucha gente baja a la arena con sus sillas plegables y leen mientras toman el apacible sol de otoño. Ayer por la tarde todo el mundo a mi alrededor leía algún libro. Eran franceses. Ignoro qué libros leen pero la lectura les mantiene concentrados y silenciosos. Yo antes creía que lo importante de la lectura era leer buenos libros. Ahora creo que lo importante es leer. El primer valor de la lectura es mantener a la gente concentrada y silenciosa. Sólo por eso ya valdría la pena fomentar esta actividad entre los siempre bulliciosos y dispersos españoles.

Tumbado boca arriba contemplo el cielo azul apenas surcado por una pincelada nubosa blanca, estrecha y elegante. Después del baño leo Juegos africanos de Jünger que he encontrado escondido en mi biblioteca. Es uno de esos libros que te hacen amar a un escritor por encima de cualquier consideración extraliteraria.